El cambio climático está provocando que multitud de especies estén desapareciendo, por eso es fundamental llevar a cabo un sistema de protección de aquellos ecosistemas y sus plantas y animales autóctonos que estén en peligro de extinción.

El lobo ibérico es una de las especies más perseguidas de España, por lo que las asociaciones WWWF, Ecologistas en Acción, Lobo Marley y ASCEL, Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo, han elaborado una serie de propuestas para evitar que esta situación se siga produciendo.

El proyecto, formado por 12 propuestas factibles, parte de la protección del lobo ibérico en todo el territorio nacional a través de la incorporación de la especie al Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.

El lobo debe incluirse en el Catálogo Español de Especies Amenazadas y estar catalogado como en peligro de extinción en todas las regiones al sur del Duero. Además, se debe evaluar su situación en las poblaciones al norte del Duero.

También se deben paralizar los programas de control de población de la especie, que parten de la premisa errónea de que el ataque a ganados implica que existe una superpoblación de lobos. Además, estas medidas eliminan de forma indiscrimada ejemplares de una especie que crea grupos familiares con una estructura muy organizada.

Las asociaciones piden la elaboración de un censo penínsular del lobo ibérico, siempre elaborado de forma científica y supervisado por expertos. Si se conoce la distribución de los lobos ibéricos se podrá elaborar una mejor estrategia de conservación.

La elaboración de una nueva Estrategia Nacional de Conservación de esta especie servirá de base a las comunidades autónomas, que elaborarán sus respectivos planes de recuperación y conservación. Esta Estrategia y sus consecuentes planes deben fomentar la conexión y cooperación entre poblaciones a través de corredores ecológicos, pasos de fauna específicos o la reducción de vallados cinegéticos y ganaderos.

La conservación del lobo ibérico debe partir de una relación de coexistencia entre esta especie y la ganadería extensiva. Esta relación pasa por admitir la presencia de lobos en la zona y ajustando las prácticas ganadoras en consecuencia. Por eso, es esencial que las administraciones informen y ayuden a los ganaderos para que se logra esta convivencia.

Del mismo modo, se debe aplicar un sistema justo de compensación al sector agroganadero que esté condicionado a compromisos ambientales. Para evitar descompensaciones en el reparto de esfuerzos de conservación, se debe ayudar a aquellas explotaciones ganaderas existentes en territorios con presencia de lobos.

La cinegética afecta negativamente al lobo ibérico, por lo que se deben reducir los efectos negativos de esta actividad.

El furtivismo y los envenenamientos son dos de las principales causa de muerte del lobo ibérico. Por eso, es necesario que tanto el Estado como las comunidades autónomas adopten medidas concretas más severas para frenar la persecución de esta especie.

El turismo de observación de la naturaleza, en concreto del lobo, debe regularse, ya que esta práctica solo es compatible con la conservación de especies que estén amenazadas. Para ello, primero se deberán evaluar los efectos de esta actividad sobre los ejemplares.

La concienciación de la sociedad sobre la importancia ecológica de los grandes depredadores, en particular del lobo, es fundamental. Se deberán llevar a cabo campañas de educación sobre la importancia ecológica, cultural y social del lobo.

La mayor parte de planes de gestión de Red Natura 2000 con presencia de lobo no están garantizando el estado de conservación favorable de la especie, por lo que se debe impulsar el desarrollo de Planes de Gestión adecuados para las Zonas de Especial Conservación con presencia de lobo.

Por último, las asociaciones piden que se permita el abandono de carroñas de ganadería extensiva en el campo, pues pueden ofrecer un recurso importante para carnívoros como el lobo.