'Life Soria Forest Adapt' es un proyecto que va destinado a introducir nuevas medidas de adaptación de los bosques en los instrumentos legales de cada región. Para ello, el técnico de la Fundación Global Nature, Daniel Hernández, explica que se analizan los estreses climáticos a los que han sido sometidos los árboles en el pasado para estudiar cómo pueden comportarse en el futuro.
En España, el bosque de Soria está muy bien conservado y constituye un ejemplo de gestión forestal. En este sentido, Europa apuesta por utilizar los bosques sorianos como un escudo para protegerse contra el cambio climático por medio de este proyecto.
“Lo importante de un bosque es que podamos encontrar utilidad”, afirma Daniel Hernández. Esto quiere decir que resulta positivo utilizar su madera o su resina, o recoger setas. Del mismo modo, a la hora de gestionar un monte para que quede limpio, saneado y se genere un interés por él, “siempre que sea una gestión regulada, talar árboles no es nocivo”.
Además, en aquellas zonas en que hay menos agua, como sabinares o dehesas, la tala de árboles consiste en una medida de adaptación concreta para que los árboles puedan vivir separados y tengan más agua para cada uno.
Muchas personas piensan que el CO2 desaparece con la tala de árboles. Sin embargo, esto no es así, ya que “ahí se vuelve a plantar un nuevo árbol o vuelve a crecer, ya tenemos carbono secuestrado y nuestra estructura va a ser carbono que está creciendo en el nuevo árbol”, explica Daniel.
La superficie de un campo de fútbol cubierta por un 10% de árboles ya puede considerarse bosque. Esto también resulta interesante porque, al haber mayor espacio, se generan pastos, por lo que “hay dos actividades en una: la actividad forestal más la actividad ganadera”, tal y como afirma Daniel, lo que ofrece muchas ventajas.
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