La digitalización está estructurando la transformación de múltiples sectores y procesos, tanto a nivel de grandes empresas como de pymes. Sin embargo, la realidad es que un tercio de los españoles no tiene competencias básicas en esta materia. La brecha digital es un concepto que hace referencia a la desigualdad en el acceso y el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) entre grupos sociales. Y esa brecha se ensancha cuando hablamos de personas mayores.

El uso de la banca digital en España ha pasado del 33 % al 70 % en apenas nueve años. El crecimiento se ha intensificado tras la pandemia y la previsión es que esta cifra alcance al 85 % de la población española en 2026, según concluye el informe La digitalización como eje de transformación bancaria, publicado en el Observatorio de la Digitalización Financiera FUNCAS - KPMG.

Sin embargo, Luis Javier Blas, COO y director de medios de Caixabank, sostiene que el reto de alcanzar estas cotas sería contando “con una digitalización inclusiva, adaptada a aquellos segmentos de clientes sénior que necesitan mayor asesoramiento digital de su entidad para poder incrementar sus ratios de digitalización.

Y es que la meta no es solo digitalizar a las personas más mayores, sino que, como apuntan distintas asociaciones de mayores, evitar que caigan en la exclusión financiera garantizando unos servicios mínimos presenciales. El proceso de desinversión en sucursales se ha intensificado en los últimos cinco años. En 2017, España contaba con una red de 27.480 oficinas bancarias. En 2022, la cifra ha descendido a 17.851, según datos del Banco Central Europeo.

Según un sondeo de Metroscopia recogido por Europa Press, el 51 % de las personas mayores de 65 años prefiere hacer las gestiones financieras por internet. Más de la mitad ya prefieren la opción digital. Sin embargo, el dato ilustra la brecha generacional existente: el porcentaje de clientes de entre 18 y 49 años que prefieren la banca digital es del 80 %.

Sobre la digitalización del sector financiero, apunta Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, el foco en la usabilidad es fundamental: no solo para atraer al cliente joven, sino “para facilitar la inclusión de aquellos segmentos de población menos familiarizados con el uso de la tecnología, como las personas mayores, para las que algunas entidades disponen de apps específicas”.