¿Imaginas que tu vida estuviese retransmitida las veinticuatro horas del día? Desde el día del nacimiento, hasta tu muerte. Esta premisa nos suena, pues la película El Show de Truman (1998) cuenta la historia de Truman Burbank (Jim Carrey), el primer niño adoptado por una empresa para protagonizar el programa más visto del planeta.

En el film, el director del reality cuenta que Burbank fue elegido desde antes de nacer y que 1,7 millones de personas presenciaron su llegada al mundo. Creció dentro de un plató de televisión, rodeado de actores, de decorados falsos y de cámaras grabando sin cesar cada uno de sus pasos. Afortunadamente, la historia, es también ficticia y en la actualidad sería casi inimaginable pensar en algo similar. ¿O no?

El pasado 8 de febrero, la influencer navarra Estefanía Unzu, más conocida en redes como ‘Verdeliss’, dio a luz a su octava hija, Deva. Decidió realizar el parto en su casa - delante del resto de sus vástagos, sus familiares y unas matronas- y documentar todo el proceso en un vídeo de más de siete minutos que compartió en las redes y que a día de hoy cuenta con más de 2,2 millones de reproducciones.

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Con una banda sonora épica y digna de tal hazaña, las imágenes muestran las primeras contracciones de una Unzu perfectamente maquillada y metida en una piscina de plástico, el momento en el que sale la cabeza de la criatura rodeada de píxeles en sus partes bajas, y hasta a los niños bañándose en el agua ensangrentada y jugando con la bolsa amniótica en la que acaba de nacer su hermana.

“Ojalá visibilizar el nacimiento de Deva ayude a desestigmatizar el parto en casa en España… todo padre desea lo mejor para sus hijos, no es una decisión desinformada, irresponsable ni fruto del capricho”, escribió Unzu en la descripción del vídeo, junto con datos de estudios y ejemplos de cómo otros países son partidarios del parto doméstico.

Sin entrar a debatir si el parto en casa es seguro o no, lo que es un hecho es que el vídeo provocó una oleada de reacciones diversas en redes sociales.

Felicitaciones de otras madres influencers como @patrizienta, que escribió: “Me parece increíble verte tan salvaje rodeada de todas tus crias y que ellos hayan podido presenciar la vida y como venimos a ella. Algunos lo verán atrevido o pensarán que esto es parte de tu intimidad, yo te doy las gracias”.

Pero también críticas muy fuertes. La presentadora Adriana Abenia llegó a tacharlo de “dantesco” en sus historias de Instagram, y algunos usuarios de Twitter destacaron la sobreexposición que viven los hijos de Verdeliss, y de otras tantas celebridades de internet, llegando a exigir una Ley de Protección del Menor en Internet más estricta.

Este fenómeno de padres compartiendo imágenes de sus hijos públicamente es tan común que The Wall Street Journal le acuñó un nombre: sharenting [share (compartir) + parenting (padres)].

La vida de estos niños no se entiende sin una pantalla delante suya. Ellos no han escogido ser filmados, y son sus propios padres los que están violando su intimidad y exponiéndolos públicamente. Volviendo al ejemplo de Deva, con apenas un mes de vida, ya cuenta con su propia cuenta de fans en Instagram.

Un informe de Security.org reveló en 2021 que el 77 % de los padres ha compartido imágenes de sus hijos o hijastros en redes sociales; de los cuales un 29 % admitió que nunca les pedía permiso antes de publicar el contenido. Se estima que, de media, los progenitores suben cerca de 1.500 fotos de sus pequeños antes de que estos cumplan 5 años.

Desde la Agencia Española de Protección de Datos, junto con Pantallas Amigas, explican diez razones para practicar el sharenting de forma responsable:

- Estamos obligados a cuidar la imagen y la intimidad de nuestros hijos, y no podemos hacer un uso arbitrario de ellas.

- Tu hijo/a no obtiene ningún beneficio con la publicación de las imágenes

- Cuando los progenitores ya no son pareja, el sharenting puede ser motivo de conflicto.

- Es posible que no seas consciente de cómo se están difundiendo esas imágenes, ni cuáles son las políticas de privacidad de las redes sociales en la que publicas.

-Existen otras formas más seguras para compartir imágenes. Es necesario limitar con quién compartir la información y elegir la plataforma adecuada.

- Se comparte más información que la que se aprecia a simple vista. Una imagen inocente puede contener detalles de contexto importantes e incluso geolocalización.

- Al compartir las imágenes con otras personas, estas pueden asumir que eso significa que las pueden publicar y que las imágenes no son tan privadas.

- Lo que publicas escapa de tu control para siempre. Cuando algo aparece en una pantalla, es susceptible de ser capturado y reutilizado para otros fines.

- Compartir imágenes de otras personas sin su consentimiento puede ser una infracción de la normativa de protección de datos.

- En casos de victimización de menores de edad se dan amenazas sobre terceros que pueden llegar a cumplirse.