Lo vimos ya en el último verano de la anterior normalidad. Muchos establecimientos que no tenían páginas web ni métodos de pago electrónico comenzaron a facilitar que los clientes pagasen con el teléfono móvil. Chiringuitos de playa, pequeñas tiendas de ropa o comercios de alimentación se sumaron a esta moda, que dinamiza su economía y ayuda a que el usuario tenga en el teléfono su cartera.
Ahora que hemos pasado más de dos meses confinados, que nos hemos acostumbrado a tecnologías sencillas y muy útilles, llega el momento de la desescalada, de meternos poco a poco en la 'nueva normalidad' y en la reactivación de las transacciones económicas. Con el pago en metálico en sus horas más bajas, para así evitar el contagio del coronavirus, y con cierto resquemor a acudir físicamente en masa a las tiendas, estamos empezando a usar también otros medios de pago. Muchos comercios sin venta online permiten ahora que el cliente les llame por teléfono o servicios de mensajería instantánea para hacer un encarg, que luego pagan a través de aplicaciones dispuestas por las entidades bancarias. Un método más que se suma al pago con móvil in situ o a los pagos inmediatos entre particulares.