Hasta ahora lo normal era que los peritos de las aseguradoras y otras empresas visitasen presencialmente el coche en el taller de reparación o la vivienda donde se ha dado un parte por algún tipo de avería o daño. El encierro domiciliario a causa de la emergencia sanitaria por el coronavirus ha convertido el peritaje a distancia, el videoperitaje, en una herramienta muy útil y segura para valorar un siniestro sin presencia física, además del ahorro en tiempo, desplazamiento y dinero que supone para la empresa aseguradora.

Las videoconferencias de peritaje permiten tomar y enviar fotografías y vídeos por parte del asegurado, geolocalizar al usuario para evitar fraudes, realizar evaluaciones en cualquier parte del mundo, e incluso una resolución más rápida del expediente.

Otra de las aplicaciones del videoperitaje tiene que ver con la medicina y la banca. La telemedicina ha recibido un impulso importante en plena pandemia. Especialidades como la psicología o la pediatría han visto crecer la demanda de atención a distancia a través de teléfono móvil u ordenador. En el caso de la COVID-19, en España ya se practica el seguimiento de pacientes leves a través de la videollamada. Las videoconsultas han crecido exponencialmente desde la entrada del estado de alarma. Y por último está el sector bancario, que aunque mantiene las sucursales abiertas, está aplicando todo tipo de herramientas tecnológicas para ayudar al cliente a resolver la mayoría de gestiones vía online o mediante videollamada.