Se han cumplido tres semanas desde que el Gobierno decretó el estado de alarma por la emergencia sanitaria tras la propagación del coronavirus. Antes, los estudiantes de toda España –casi 10 millones– fueron enviados a sus casas con sus libros y empezó un proceso de enseñanza online sin precedentes en nuestro país. Hoy, todos los expertos reconocen que, a pesar de los esfuerzos, la brecha de aprendizaje provocada por el confinamiento es un hecho. Uno de los principales motivos es la brecha tecnológica que separa a las familias españolas. Aquellos hogares con mejor conexión, más dispositivos tecnológicos y más conocimientos previos lo tienen más fácil para lograr cumplir los objetivos de este curso académico.
Según los datos del último informe PISA de la OCDE, en España el 14 % de las familias en desventaja socioeconómica no disponen de ningún ordenador en casa, y el 44 % solo tiene uno. En momentos de encierro obligatorio, el número de ordenadores es esencial para mantener el ritmo de teletrabajo en los padres y de enseñanza en los hijos.
Juanjo es profesor de quinto de Primaria en un colegio público en el distrito de Villa de Vallecas (Madrid). Su vocación choca estos días con la realidad. “Las familias no estaban preparadas para una pandemia y un confinamiento, pero tampoco lo estábamos los profesores ni la consejería de Educación”. Marcos tiene alumnos que viven en Cañada Real, un barrio con muchas dificultades añadidas, y familias del barrio con necesidades especiales. “Ninguno de los alumnos que residen allí me ha escrito por email porque sus familias no tienen correo electrónico. A veces les llamo yo para intentar avanzar. La brecha estaba antes y ahora ha aumentado”, explica a Levanta la cabeza.
La labor del profesorado no solo se está centrando en impartir clases, motivar al alumno y gestionar los avances educativos de los niños, los docentes se han convertido en soporte emocional de muchas familias. Juanjo relata que hay alumnos “que viven en habitaciones con su madre, en pisos compartidos con varias familias, prácticamente incomunicados con un móvil sin apenas datos para varios hermanos. Cuando les llamo están preocupados por sus abuelos, hiperactivos y víctimas de bulos que les crea aún más temor”. Por no hablar de los hogares donde hay algún contagiado por el COVID-19 o ingresados por el virus. “Tengo un alumno con su madre ingresada en el hospital de Ifema. A veces me planteo si es más importante mandar tareas o repasar y trabajar otras capacidades más relacionadas con la inteligencia emocional: aprovechar este confinamiento para conocernos mejor y mejorar las relaciones familiares”.
Según la Guía de Actuaciones para la Continuidad Educativa y contra la Brecha Digital y de Aprendizaje, elaborada por la Secretaría de Educación y Universidades del PSOE en este contexto de crisis sanitaria, en un cierre de escuelas que durase un mes sin ofrecer continuidad a distancia, los niños más desfavorecidos “perderán el equivalente cognitivo a 4,5 meses escolares” en comparación con los escolares más aventajados.
Una de las iniciativas propuestas en la guía es la redistribución de portátiles y materiales de apoyo. Según sus datos, hay más de 100.000 ordenadores en centros educativos que están apagados y sin usar. “Deben ser distribuidos en préstamo y condiciones de responsabilidad”, recomienda el informe del PSOE. El mismo Ministerio de Educación detectó, al poco del cierre de la actividad escolar, que el 12 % de los alumnos no se conecta a las clases virtuales. Y no era por falta de interés, sino porque no había ordenador o conexión. Responsables Save the Children han reclamado préstamos o acuerdo con empresas para que los estudiantes en situación de desigualdad puedan acceder a las clases online. Para esta ONG, entre las familias con ingresos inferiores a 900 euros mensuales, más de un 40 % no tiene ordenador en casa y más de un 22 % no tienen acceso a internet.
La situación de emergencia educativa es de tal calibre que las administraciones están empezando a tomar medidas urgentes. La Consejería de Educación y Juventud de la Comunidad de Madrid se ha comunicado en las últimas horas con todos los profesores para agradecerles el esfuerzo e informar de que se han adquirido nuevos servidores y sistemas de almacenamiento. Las autoridades explican que la parada técnica durante Semana Santa servirá para mejorar la plataforma.
La brecha se notará más en asignaturas importantes como las matemáticas y la lengua. Y es ahí donde algunas iniciativas está haciendo más hincapié. Más de un millón de usuarios, entre profesores, alumnos y familias, se han conectaado a SM Educamos, el ecosistema educativo digital del Grupo editorial SM. En España ha aumentado un 53 % las conexiones y en Latinoamérica se han triplicado, según sus datos. Si ante de la pandemia y el confinamiento domiciliario eran las Ciencias Naturales la asignatura que registraba más tiempo de conexión, ahora son Matemáticas, Lengua Castellana y Literatura.
Organizaciones internacionales como la UNESCO o el Banco Mundial han hecho algunas recomendaciones:
- Evaluar las capacidades de los estudiantes, docentes e infraestructuras para adoptar soluciones de alta y baja tecnología.
- Explorar las distintas opciones de herramientas: lecciones virtuales en línea, clases descargables, cursos online masivos y abiertos, uso de teléfonos móviles y redes sociales, programas de radio y televisión.
- Dar prioridad a las materias asociadas a exámenes de final de etapa: 4º ESO, pruebas de acceso a FP o EBAU.
- Capacitar a los docentes en las herramientas de aprendizaje a distancia.
- Mantener un registro de la participación de los estudiantes.
- Limitar el numero de aplicaciones y plataformas.
- Hacer hincapié en las herramientas que son compatibles con teléfonos móviles, el dispositivo más extendido.
- Participar en acuerdos con empresas de telecomunicaciones para eliminar el coste de acceder a los recursos educativos online.
- Crear comunidades de apoyo entre docentes y estudiantes para compartir y contrastar opiniones y dar soluciones.