Hace unos días llegaba hasta nuestras pantallas una imagen bien curiosa desde la Copa del Mundo de Qatar 2022. El tuitero @sebastia_me –conocido divulgador de ciencia y formación– compartía una fotografía de cuatro balones Al Rihla de adidas, todavía en sus embalajes de plástico, conectados con cargadores usb a una regleta sobre el verde césped de fútbol.

Más allá de lo curioso de la estampa, la imagen representa un auténtico cambio de paradigma en el deporte de competición. Aunque, teniendo en cuenta los avances en el campo de los objetos conectados, la domótica y el internet de las cosas, cabía esperar que los chips llegaran a los elementos deportivos. Pero, ¿por qué ahora y no antes? Antes de ser aprobada por la FIFA, esta tecnología ha estado en desarrollo durante 6 años. Durante este tiempo, las posibilidades de mejora quedaban supeditadas a los ensayos. Sin embargo, con el Al Rihla rodando por los campos de fútbol catarís y exponiendo su funcionamiento ante la mirada de jugadores, árbitros y aficionados, las posibilidades de que evolucione en poco tiempo se disparan.

¿Cómo funciona el balón inteligente del Mundial de Qatar 2022?

Cada uno de los balones adidas Al Rihla usados en los partidos del mundial tiene un dispositivo inteligente en su interior. Se trata de un chip diseñado por la empresa KINEXON que pesa tan solo 14 gramos. Este chip tiene dos sensores diferentes:

  • Uno de ellos ofrece datos del movimiento del balón en el espacio y se llama sensor de unidad de medida inercial
  • El otro sensor es el de banda ultraancha o UWB y se encarga de ofrecer datos muy precisos de la posición del balón

Estos dos sensores recogen la información y la envían en tiempo real a un receptor conocido como LPS. Para que la información llegue a su destino, los campos de fútbol del mundial cuentan con un sistema de antenas especiales. ¿Qué pasa cuando el recogepelotas le entrega en la banda una pelota nueva a un jugador? Esta circunstancia podría suponer una traba en la medición de datos. No obstante, la tecnología está diseñada para que el nuevo balón sustituya al viejo en el envío de datos; y todo sin intervención humana.

¿Se mueven los chips dentro de los balones?

¿Cómo conseguir que esta tecnología altamente sensible no sufra desplazamientos internos tras un chut a portería o un saque de puerta? Ha sido adidas, el fabricante de los balones Al Rihla, la encargada de generar una tecnología interna de suspensión que permite que los chips estén en la misma posición en todos los balones. De no ser así, las métricas perderían fiabilidad y la tecnología no tendría ningún sentido.

 

¿Qué más tecnología se está usando para el arbitraje en el Mundial de Qatar 2022?

Los balones inteligentes, sus sensores y antenas no son los únicos generando data y sirviendo de apoyo en las decisiones arbitrales. Se unen al conocido como "fuera de juego semiautomático", aprobado por la FIFA este verano y más avanzado que el sistema VAR que conocemos actualmente. Este sistema, que utiliza Inteligencia Artificial para ejecutarse, funciona gracias a los datos de los balones inteligentes y a los que genera otra tecnología deportiva con la que los aficionados al deporte ya llevan tiempo familiarizándose: el ojo de halcón presente en las canchas de tenis. Toda esta información y medición de jugadores y balón permite conocer el tiempo real y de forma precisa la posición y los movimientos. Son los responsables de acreditar que el gol de la selección portuguesa contra Uruguay no salió del testarazo de Cristiano Ronaldo; y que el segundo gol de Japón contra España era legal ya que el balón no salió –del todo– por la línea de fondo.

¿Van a desaparecer los árbitros en el fútbol profesional?

Como cabía esperar, el colectivo arbitral no ve con buenos ojos la implementación de esta tecnología, pues podría suponer una amenaza para su existencia. Sin embargo, el director de arbitraje de la FIFA Pierluigi Collina ha recalcado que, a pesar del uso de IA, esta tecnología está pensada para servir de apoyo a los árbitros, aportándoles precisión. Es más, el fuera de juego semiautomático requiere de confirmación humana para funcionar.