Estate quieto, siéntate y respira hondo. Cierra los ojos y piensa en el plato favorito de tu restaurante. Recuerda el olor de aquel verano que fue memorable. Viaja en el tiempo a aquella tarde en la que encontraste la que sería tu librería favorita. Saborea esa última cerveza que te tomaste en en la terraza de siempre. Piensa en el aquí y ahora y en lo que está pasando. La COVID-19 ha hecho que frenemos en seco y escuchemos a nuestro yo interior. ¿Es hora de revalorizar la rutina y la tranquilidad frente a lo frenético de nuestro día a día? El valor de la espera frente a la cultura de lo inmediato. De sus enseñanzas durante el confinamiento habló ayer la periodista Mar Abad, galardonada con el XVI Premio Don Quijote del Periodismo y cofundadora de la revista Yorokobu, en un encuentro en vivo organizado en Instagram por Levanta la cabeza.

La conversación fue moderada por Mario Tascón, periodista y director de Prodigioso Volcán. Tanto Abad como Tascón son miembros del Comité de expertos de Levanta la cabeza. Abrazada por cientos de libros, durante la hora del encuentro en vivo, Mar reflexionó sobre el presente y el futuro más inmediato. Una situación que ha sido impuesta de la noche a la mañana, donde además de un confinamiento físico, también lo es interno. “Tenemos que escuchar más, conocernos mejor. Ahora que pasamos más tiempo en quietud, es momento para revalorizar lo pequeño, los libros que teníamos, descubrir nuestra casa, nuestro entorno. Vamos a buscar nuevos significados, a descubrir nuevas cosas y valorar lo que tenemos ahora que no hay prisa”. Tenemos que ser conscientes de lo que está ocurriendo fuera de nuestros hogares. Más allá de la palabrería, lo que está en juego es la vida y la muerte, “estamos escondidos para no morir, ni matar ni contagiarnos”, aseguró la periodista.

Mar está aprovechando este retiro –no le gusta el término encierro– para charlar con gente muy interesante que no conocía, conversaciones que le sirven para sus artículos en Yorokobu, y con sus amigos sobre el estado de alarma. Tres conclusiones. La primera tiene que ver con el momento de reflexión que vivimos: “Esta situación nos enseñará a vivir mejor y a ser mejores. Los grandes palos de la vida te ponen en una situación de aprendizaje profundo y te enseñan a valorar mucho más las cosas”. La segunda se resume en una frase-sentencia: “No estamos para tonterías”. La gente muere por un virus que todavía no tiene vacuna. Acerquémonos a gente de referencia y dejémonos de ruido. Y la tercera tiene que ver con la tecnología. “Estamos enganchados como zombis –comento la periodista– pero hay mucha gente haciendo origami, cosiendo, haciendo manualidades, impresión 3D… Creo que esta situación nos va a enseñar a invertir muy bien nuestro tiempo y a utilizar la tecnología con sensatez”.

Abad también se fijó en el lenguaje de hoy. Es una apasionada de las palabras. “Me llama mucho la atención cómo la ciudadanía incorpora la jerga específica de la ciencia con mucha más facilidad que en generaciones anteriores. Hablamos de COVID, tipos de coronavirus, sabemos qué es una epidemia y una pandemia. Utilizar el lenguaje con propiedad denota madurez. Los medios y la sociedad deberíamos recordar que los insultos entre políticos no son noticia”, dijo Mar. Incluso defendió el uso de la palabra ‘posguerra’ por las connotaciones que implica: unión para volver a construir a pesar de las heridas y cicatrices.

Para finalizar la conversación, Mar Abad dibujó un panorama difícil para la cultura tras la emergencia sanitaria. “Me da pánico el tema de las librerías. Es cierto que durante este confinamiento la cultura digital ha triplicado su consumo, pero qué va a pasar con los conciertos y las librerías pequeñas. La cultura lo va a tener más complicado que otros sectores. Tenemos que empujar. En vez de comprar en Amazon, baja a la librería de tu barrio y compra ahí. Las librerías son los centros sociales de los barrios”.