Simon Weckert es un artista alemán apasionado por la electrónica, la tecnología, los datos y el debate que todos ellos generan en la sociedad. Durante un año ha guardado un particular regalo para Google Maps, que este año celebra su 15 aniversario.

El artista acaba de difundir a través de redes sociales y en su página web una performance en la que consigue alterar los datos que muestra la aplicación de mapas de Google. A través de 99 teléfonos de segunda mano transportados en una carretilla por diversas calles de Berlín, Weckert consigue variar la información que muestra Google Maps para que advierta de tráfico intenso en las calles que atraviesa la carretilla y que, en realidad, están desiertas. Puedes ver su trabajo en este vídeo.

Weckert reflexiona en esta instalación sobre el poder de Google Maps y cómo su influencia ha impulsado el nacimiento de nuevas formas de mercantilización y capitalismo. En una breve charla con Levanta la Cabeza, Weckert ha explicado que realizó el trabajo el año pasado y que ha querido difundirlo ahora que Google Maps celebra su 15 cumpleaños.

“Trabajo solo, sin equipo, pero estoy muy inspirado por Caos Computer Club”, cuenta Weckert. Caos Computer Club es la mayor asociación de hackers de Europa, con sede en Alemania. “Transportando los teléfonos por la calle soy capaz de generar un tráfico virtual que hará que los coches circulen por otras rutas. Irónicamente, eso puede generar un lío de tráfico en otro sitio distinto de la ciudad”, apunta.

“La instalación muestra qué es posible hacer con esta tecnología y en quién confiamos para este tipo de datos. Las imágenes, las listas, los gráficos y los mapas que representan esos datos son todo interpretaciones, ya no existen datos neutros” añade. “Los datos siempre se recopilan para un propósito”, sentencia.

A su juicio, Google Maps ha introducido enormes cambios en nuestras ciudades porque gracias a su uso han surgido otras aplicaciones que han cambiado la forma en la que nos alojamos cuando viajamos (como Airbnb), la manera en la que nos movemos (con aplicaciones de carhsaring), la forma en la que nos relacionamos (los Tinder y otras apps para conocer gente) o las fórmulas que se emplean ahora para pedir comida a domicilio. Todas ellas, explica Weckert, se benefician de Google Maps, lo que confiere un enorme poder a la aplicación de los mapas.

Y se pregunta. ¿Dónde están el control y la regulación de Google Maps? ¿Funcionan estos mapas como redes que determinan el comportamiento, las opiniones y las imágenes de los seres humanos ejerciendo un poder de control sobre el conocimiento?