Martina y María se llevan casi 70 años de diferencia. Las dos viven en Madrid, muy cerca, a unos veinte minutos caminando. La nieta, adolescente, forma parte de esa estadística del INE que dice que el 99 % de las jóvenes entre 16 y 24 años ha utilizado internet en los últimos tres meses. Y la abuela, que este año cumplirá 84, no aparece en las encuestas oficiales, que tienen como edad tope los 74 años. Según el Instituto Nacional de Estadística, al aumentar la edad desciende el uso de internet: el 63 % de los españoles entre 65 y 74 se ha conectado en el último trimestre. Lo normal es que el confinamiento y la expansión del coronavirus haya incrementado el porcentaje de conexión.

María, además, no tiene internet en casa. Su hogar forma parte del 8 % que aún se mantiene sin conexión, según la encuesta 'Equipamiento y uso de tecnología de información y comunicación en los hogares' (INE). Los motivos que esgrimen María y su marido para no subirse al carro del mundo interconectado son los mismos que los de otros encuestados mayores: no necesitan internet, no tienen conocimientos para usarlo y el servicio tiene un coste muy alto. Es lo que pensaba María hasta que llegó la pandemia.

Tras el confinamiento obligado por la alarma sanitaria del coronavirus, María echa de menos “no saber de internet”, explica a Levanta la cabeza. No tanto para estar informada, “sino para ver a los nietos”. Su teléfono no es inteligente, es de esos con botones básicos y de buen tamaño que le sirve para hacer llamadas. Su nieta, sin embargo, está en las antípodas en cuanto a acceso a la tecnología: en casa tiene conexión de fibra óptica, un smartphone con el que se baja todo tipo de aplicaciones de entretenimiento, y un portátil para ver sus series preferidas. Nieta y abuela han entendido, cada una a su manera y por culpa del COVID-19, la importancia de las herramientas tecnológicas en momentos de crisis. La brecha tecnológica es más que evidente pero puede ser el estado de alarma y el confinamiento un buen momento para estrechar un poco la distancia.

Un par de veces a la semana, los hijos y nietos de María se turnan para llevar comida a sus padres y también hacer un ratito de videollamada familiar con el smartphone de uno de ellos. Eso sí, manteniendo una distancia prudente en el salón de su casa. Así pueden ver en directo a los nietos. A pesar de estar a menos de 2 kilómetros de distancia, la cuarentena se hace pesada para Maria y su familia. Poder verse unos minutos cada dos o tres días es un lujo. Y unas risas. Tan cerca pero tan lejos. “Siempre me ha bastado con tener un teléfono para preguntar cómo están. Es verdad que la videollamada es otra cosa, solo ver cómo se mueven, cantan o se ríen anima mucho. Es bonito poder verlos, aunque si hablamos todos a la vez, no me entero de mucho”, explica María. Mientras su nieto Pablo hace monerías en la pantalla, Nico repasa la cantidad de deberes que tiene que hacer y Martina confiesa que está muy aburrida. Sus padres han decidido que hay que comunicarse todos los días con los abuelos, la mayoría de veces vía llamada telefónica.

El último informe Sociedad Digital en España, presentado en 2019 por Fundación Telefónica, asegura que la videollamada era utilizada como medio de comunicación por el 27,8 % de los españoles y más por mujeres que hombres. Con la crisis del confinamiento, estos porcentajes aumentarán con toda seguridad.

El caso de María no es anecdótico. En España hay 1,4 millones de hogares sin conexión a internet. En la mayoría viven personas mayores, población de riesgo durante la pandemia, que a menudo baja a la calle a hacer la compra del día porque no puede (y no sabe) hacer pedidos online y no tiene familia cerca. Es cierto que los mayores tienen más claro lo que es superar penalidades (guerra, posguerra, hambre, dificultades…) y son capaces de resistir y entretenerse sin necesidad de tanta maquinita pero empiezan a echar de menos no conocer los secretillos de la tecnología. Para ellos, el teléfono móvil y el botón rojo de teleasistencia, servicio público que de vez en cuando llama para saber cómo están, se han convertido en las principales herramientas de teleatención.

No todos los mayores de 65 años son iguales. Cada vez son más los que se han encontrado cómodos en tiempos de tecnología. Muchos que eran reacios, ahora manejan WhatsApp y otras herramientas para enviar mensajes y fotos a los suyos y entienden el funcionamiento de un navegador para buscar información o hacer compras online. Según el estudio de Fundación Telefónica, el 14,3 % de los internautas mayores de 65 utiliza la mensajería instantánea semanalmente y el 23 % las redes sociales, un 52 % de los ellos compra por Internet y un 27 % ve o escucha contenido multimedia a través del móvil.

En esta crisis sanitaria, la tecnología (radio, televisión, teléfono móvil y ordenador) se ha convertido en una de las mejores compañías. Es un buen momento para ir quebrando la brecha digital por edad y son los más jóvenes los que tienen un papel protagonista a la hora de facilitar su uso entre los mayores. El teleacompañamiento significa mantener las redes sociales de los mayores en activo, hablando con ellos todas las veces posibles, pero también es importante explicar a las abuelas y abuelos cuáles son las fuentes veraces ante la avalancha de información sobre el COVID-19, compartir con ellos vídeos de humor o haciéndoles participar en juegos virtuales.

Aquí os dejamos las aplicaciones gratuitas para hacer videollamadas más utilizadas:

  • WhatsApp. Es una de las aplicaciones de mensajería instantánea más utilizada en España. La videollamada está limitada a cuatro personas pero funciona bien.
  • Hangouts. Lo bueno que tiene esta aplicación es que casi todos tenemos una cuenta de Google y que pueden participar hasta diez personas en las videollamadas. Si falla, es recomendable anular la imagen y utilizar solo el micrófono.
  • Instagram. Tiene una opción de videollamada de cuatro participantes como máximo. Solo se puede hacer desde un móvil y tienes que crear un grupo y luego llamar.
  • Zoom. Es la herramienta de moda para las videollamadas. Puedes compartir pantalla, crear fondos, grabar la conversación, compartir materiales mientras charlas.
  • Skype. La multiplataforma mantiene una alta calidad en la videollamada. Hasta diez personas pueden hablar en la misma conversación y de forma gratuita.
  • Gruveo. No necesita bajar aplicación ni registro previo, entras en la web, escribes un nombre para completar la URL del canal y ese enlace le sirve al resto de participantes para acceder.
  • Facebook Messenger. Seis personas pueden retransmitir al mismo tiempo. Si tienes Facebook, no te costará nada utilizar la videollamada.