Ha llegado la época de los reencuentros, de las comidas que se alargan hasta la cena y de los amigos invisibles que te traen el regalo que menos esperabas. El periodo en el que felicitamos fiestas, reflexionamos sobre el año que hemos vivido y preparamos nuestros propósitos para el próximo. La Navidad está aquí y aunque pensábamos que iba a ser similar a la de la vida prepandémica, se han avivado las precauciones por la extensión de la variante ómicron.

Nunca antes la tecnología nos había ayudado tanto a relacionarnos con los nuestros, pero cuidado, porque también puede hacer que nos aislemos un poco más cada día. A lo largo de estos dos últimos dos años hemos aprendido a teletrabajar y estudiar en remoto, a manejar las soluciones tecnológicas que nos conectan; y también a conocer el verdadero significado de la desconexión laboral y digital. Nos hemos estresado por las videollamadas, pero también hemos conocido los entresijos de la tecnología.

Los expertos, desde psicólogos a neurocientíficos, nos recomienda reducir la dosis de pantallas. Por eso, trata de desconectar para conectar con los tuyos. Levanta la cabeza y recuerda que el tiempo es oro, que los espacios cuentan y que es imprescindible cambiar el entorno para separar la vida laboral y profesional. Las tareas tienen principio y fin y no te agobies por las interrupciones inesperadas. Establece horas para acabar y empezar una tarea, apaga el móvil y evita estar conectado a deshoras. Disfruta de las fiestas y de los tuyos y no olvides utilizar la tecnología de forma responsable, sostenible y universal.