Tras de la visita de Papá Noel y con los Reyes Magos a la vuelta de la esquina, estos días se multiplican los dispositivos electrónicos y las pantallas que van a parar a manos de los más pequeños. Una encuesta reciente señalaba que más de la mitad de los niños españoles recibirá esta Navidad un regalo electrónico. ¿Estamos preparados para manejarlos de forma segura?

El Instituto Nacional de Ciberseguridad, INCIBE, y la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes cuentan con una “Guía para el uso seguro de los juguetes conectados”, unas pautas que conviene recordar para asegurar la diversión de los niños y adolescentes a través de la tecnología sin riesgos.

El documento se compone de diferentes fichas en las que se abordan distintos aspectos que ayudarán a las familias a conocer mejor las funcionalidades de este tipo de juguetes, a saber en qué fijarse a la hora de adquirirlos, a configurarlos de forma segura y a aplicar pautas para disfrutarlos con la mayor seguridad.

¿Qué es un juguete conectado?

La Guía establece que los juguetes conectados son aquellos que poseen funciones de conectividad para interactuar con otros dispositivos, como tabletas o móviles, o para intercambiar datos a través de internet. En este sentido, por ejemplo, son juguetes conectados los que graban imágenes en tiempo real (como los drones y aparatos teledirigidos que muestran lo grabado en otro dispositivo) o los que graban y reconocen la voz de los menores para interactuar con un juguete (como los robots que reciben órdenes).

¿Para qué recogen esos juguetes nuestros datos?

Muchos de esos juguetes conectados recogen información personal de los menores durante el juego para personalizarlo, para ofrecer publicidad dirigida según el perfil de los niños o para vender esos datos a terceros, de manera que otras empresas puedan utilizarlos para sus propios fines comerciales. Es el fabricante quien recopila esos datos y quien debe informar, a través de su política de privacidad, sobre el uso que se les va a dar.

¿A qué nos exponemos?

Los juguetes conectados disponen de sensores, cámaras o micrófonos que permiten la interacción y el intercambio de información con el menor y con otros dispositivos. En este sentido, si no son suficientemente seguros pueden permitir que un tercero se conecte al aparato sin permiso, conseguir imágenes y grabaciones e incluso entrar en contacto con el menor. Además, muchos de esos juguetes permiten ampliar la experiencia mediante una conexión a internet que puede suponer un riesgo para la privacidad del menor. También pueden entrar en contacto con personas desconocidas.

¿Cómo elegir un juguete conectado?

En primer lugar es necesario valorar la edad del menor para buscar un dispositivo adecuado y acompañarlo en los primeros pasos de la configuración y el juego para hacerlo de forma segura. Lo ideal es que posea algún tipo de control parental y que tenga un botón de apagado que permita su desconexión completa cuando no se esté utilizando. Los padres deberían también pensar en si el dispositivo tiene finalidad educativa o va a mejorar realmente el entretenimiento del menor y anteponer siempre el bienestar y la seguridad al mero capricho de poseer un juguete conectado.

¿Cómo configurarlo para que sea más seguro?

Cambiar las contraseñas que el juguete ofrezca por defecto, conectarlo siempre a una wifi de uso restringido, mantener las aplicaciones actualizadas para corregir fallos de seguridad, apagar el aparato cuando no lo usemos para evitar que siga recogiendo datos… Son algunas pistas para utilizar el dispositivo con seguridad. Además, el INCIBE facilita un teléfono de ayuda, el 900 116 117.