El número de horas de sueño que un adulto necesita para descansar varía de una persona a otra. No obstante, la Organización Mundial de la Salud recomienda que el descanso nocturno se prolongue entre 7 y 8 horas diarias. Este organismo considera la falta de descanso como un problema global y por eso cada vez se le da más importancia en la salud pública.

Al hilo de esta preocupación, las tecnologías disponibles a día de hoy permiten medir la calidad del sueño de las formas más diversas y, aunque suene contradictorio, estos artilugios destinados a determinar si hemos descansado realmente o no pueden arruinarnos la noche.

Analizar todos esos parámetros puede convertirse en una obsesión que los expertos llaman ortosomnia, un término que proviene de orto (del griego orthos, que significa correcto) y somnia, que viene de sueño.

La Academia Estadounidense de Medicina del Sueño sostiene que el uso de dispositivos de seguimiento de la actividad nocturna se está expandiendo rápidamente. Este tipo de aparatos, argumenta la organización en su Journal of Clinical Sleep Medicine, brinda la oportunidad de involucrar a las personas en el estudio de sus patrones de sueño.

Sin embargo, advierte, hay un número creciente de pacientes que busca tratamiento para trastornos del sueño autodiagnosticados, como una duración insuficiente y el insomnio debido a períodos de sueño ligero o inquieto observados en los datos de sus aplicaciones.

Según su criterio, la relación que los pacientes establecen entre la información que arrojan estos aparatos y su fatiga durante el día puede convertirse en una búsqueda perfeccionista del sueño para optimizar la función diurna.

A menudo, continúa la organización en su informe, los pacientes otorgan más valor a los datos registrados en sus aparatos electrónicos que a otras técnicas empleadas por los especialistas médicos. Sin embargo, hay estudios que dicen que los dispositivos que se usan para medir el sueño son "poco precisos" y que la "falta de transparencia" de esos aparatos no permite establecer hasta qué punto son fiables.

Un reportaje de la BBC citaba algunos ejemplos de aplicaciones como Sleep Cycle, Pillow o Sleep Time, que pueden ser contraproducentes porque a veces empujan a sus usuarios a pasar demasiado tiempo en la cama para tratar de aumentar la duración del sueño. Ese tipo de prácticas, advierte la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, puede “exacerbar el insomnio".

Para elaborar este informe, los expertos de la institución analizaron el uso de este tipo de dispositivos en Estados Unidos. El 10% de la población los emplea, según sus datos, y el 50% se plantea adquirir uno. Pero su uso no se limita sólo a aquel país sino que se extiende por todo el mundo.

Los expertos de la Academia establecen algunas pautas para mejorar el sueño (acostarse y levantarse siempre a la misma hora, evitar el alcohol, la nicotina y las cenas copiosas, evitar el uso de dispositivos electrónicos y pantallas justo antes de meterse en la cama…) y, sobre todo, consultar con los especialistas si uno tiene problemas para dormir.