Los humanos somos la máquina más perfecta que existe, pero poco a poco, la Inteligencia Artificial y la aplicación de la robótica irrumpen en nuestras vidas transformándolas en algo impensable hace 25 años. Las personas hemos creado máquinas que no pueden, todavía, sustituir al hombre o a la mujer, porque ambos, máquinas y seres humanos, dependen el uno del otro.
La tecnología forma parte de nuestro día a día: Llamamos por teléfono, vemos la televisión, enviamos un correo electrónico… Son actividades tan habituales que nos pasan inadvertidas. No sabemos hasta dónde pueden llegar las tecnologías digitales, pero cuanto más compleja sea la actividad y mayor conocimiento requiera más difícil será sustituir a los profesionales. Es evidente que los avances tecnológicos no nos benefician a todos por igual.
Hace unos días conocíamos la existencia de Mulan, dos camareras-robots valencianas. Por el momento sus servicios son sencillos, para cualquier pedido especial, o algo que se salga de la carta, necesitan la ayuda de un camarero tradicional.
Y las Mulan no son los únicos androides que han comenzado a trabajar al final de este verano. ROBOpilot es cómo han bautizado al autómata que despega, vuela y aterriza aviones solo. Viaja instalado en el lugar del piloto sin la compañía de ningún humano y ya tiene su licencia de vuelo.
En China ya han empezado a circular taxis sin conductor. La empresa se llama Didi, y está ofreciendo a los usuarios que elijan coches autónomos el viaje gratis. Por el momento solo hacen recorridos muy estudiados y tienen la obligatoriedad de llevar un conductor que solo tomará el volante en caso de situaciones inesperadas.
Camareros, pilotos, taxistas… la tecnología digital ya nos está amenazando. Dicen los expertos que en España el 48 % de los trabajos actuales en cincuenta años estarán automatizados, aunque hay esperanza, surgirán nuevos empleos alrededor de la tecnología. Tendremos que reciclarnos para afrontar la transformación, pero así ha sido la historia de la humanidad, la revolución industrial o la agrícola obligó al hombre a adaptarse a sus propios avances tecnológicos. Lo conseguiremos.