ZAO permite a través de la Inteligencia Artificial, deepfake, intercambiar tu cara con la de los rostros más exitosos del cine, el deporte y la canción, a cambio de cederles los derechos de tu rostro. Acaba de ser lanzada en China y ya se ha convertido en viral siendo la aplicación más descargada.

Partiendo de una fotografía personal el sistema la integra en un vídeo. La descarga de la aplicación es sencilla y gratuita, los únicos requisitos son asociarla a un número de teléfono y conceder permiso a tu almacén de fotos. No hay más qué decidir quién quieres ser del extenso catálogo de vídeos y la aplicación superpone tu imagen.

La polémica y el conflicto persigue a este éxito ¿Qué harán con todos estos datos?

Los usuarios han expresado su preocupación ya que la aplicación se reserva derechos libres, irrevocables, permanentes y transferibles para la utilización de los datos, aunque la empresa ha declarado que no van a utilizarlos con fines comerciales y que modificarán las cláusulas en la actualización. Pero millones de usuarios ya han aceptado estas cláusulas.

Al cargar las imágenes personales a la plataforma es cuando ZAO violaría la privacidad. Además del problema de la privacidad de los usuarios, se pone en evidencia lo accesible de esta tecnología, que dependiendo del interés de algunas personas puede provocar mucho daño. Una herramienta al alcance de todo el mundo susceptible de llevarnos al caos.

La polémica surgida entorno a ZAO, nos recuerda a la que surgió en Europa a principios de este verano entorno a la aplicación que envejece nuestro rostro, y los peligros que entraña FaceApp. Su éxito inicial cayó hoy en día en picado y un alto porcentaje de usuarios desinstalaron la aplicación.