Diversos factores de riesgo han sido identificados como posibles desencadenantes de la Esclerosis Múltiple. Entre ellos se incluyen:
- Deficiencia de vitamina D: La falta de exposición al sol puede contribuir a la aparición de la enfermedad.
- Fumar en la adolescencia: El tabaquismo durante la adolescencia es otro factor que podría aumentar el riesgo.
- Obesidad infantil: La obesidad en la infancia también ha sido señalada como un posible factor de riesgo.
- Exceso de higienización: En los países desarrollados, el exceso de limpieza y desinfección puede limitar el contacto de los niños con la tierra y los animales, impidiendo el desarrollo de anticuerpos necesarios para combatir virus y bacterias. Esto podría favorecer la aparición de enfermedades alérgicas y autoinmunes, incluida la esclerosis múltiple.
Tipos y síntomas de la Esclerosis Múltiple
La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune que afecta al cerebro y la médula espinal, y es especialmente común en mujeres jóvenes alrededor de los 30 años. Es una de las principales causas de discapacidad en adultos. Existen dos tipos principales de esclerosis múltiple:
- Esclerosis recurrente remitente: Es la forma más común, caracterizada por brotes que se recuperan completamente al principio, pero que eventualmente pueden dejar secuelas y causar discapacidad.
- Esclerosis primaria progresiva: Afecta entre el 5% y el 10% de los pacientes. Desde el inicio, los síntomas empeoran progresivamente, comenzando con problemas graves como dificultad para caminar o cojear.
Los síntomas más frecuentes incluyen visión borrosa, disminución de la sensibilidad, hormigueos en brazos y piernas, alteraciones en la cara, problemas para caminar, y dificultades con la vejiga.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico precoz de la esclerosis múltiple es crucial y se realiza mediante resonancia magnética del cerebro y la médula espinal, además de otras pruebas analíticas para descartar otras enfermedades autoinmunes e infecciosas. Actualmente, existen hasta dieciséis tratamientos disponibles que pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, para la esclerosis múltiple primaria progresiva, aún no existe un tratamiento eficaz.
Es vital iniciar el tratamiento desde el diagnóstico para prevenir discapacidades significativas. Además, llevar un estilo de vida saludable puede reducir la frecuencia de los brotes. Es importante no confundir la esclerosis múltiple con la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Aunque ambas enfermedades comparten la palabra "esclerosis", son muy diferentes. La ELA es una patología letal, crónica y neurodegenerativa, mientras que la EM es crónica, autoinmune y, gracias a los tratamientos actuales, no necesariamente letal.