Por lo general, los eventos cardíacos suelen agruparse tan solo en unos pocos grupos, pero es común confundirlos. Los más comunes son la parada cardíaca y el infarto de miocardio. Y, aunque en ocasiones un paro cardíaco se deriva de los efectos de un infarto, ambos fallos del músculo son muy distintos.
Infarto de miocardio
Un infarto de miocardio se debe a un problema de circulación, donde una arteria queda bloqueada, impidiendo el correcto paso de la sangre. En este caso, cualquiera puede sufrir este tipo de ataque cardiovascular, aunque el riesgo aumenta en personas que sufran, entre otros, de enfermedades crónicas de corazón, o que cuenten con un estilo de vida sedentario.
Entre sus síntomas suelen primar fuertes dolores de más de 20 minutos en el pecho, mandíbula, cuello, espalda, brazo izquierdo o zona abdominal. Aunque existen diferencias entre los síntomas que se dan en hombres y en mujeres.
Parada cardíaca
Por su parte, una parada cardíaca constituye un evento cerebrovascular. El paro consiste, a grandes rasgos, en una detención del corazón, que puede provocar la muerte en cuestión de muy poco tiempo. A diferencia del tratamiento requerido para un infarto, consistente por lo general en un baipás que servirá como un puente en el corazón y permitirá la circulación sin necesidad de pasar por la arteria dañada, o en una angioplastia; que separa las paredes de la arteria para el correcto paso de sangre; durante una parada cardíaca se requiere la reanimación inmediata del paciente, ya sea mediante desfibrilación o a través de un masaje cardíaco.