A estas alturas, beber y conducir es una práctica rechazada socialmente. Antiguamente se toleraba porque “todo el mundo lo hacía”. Pero hemos madurado: muchas veces son los amigos, o el camarero (como en las películas) el que te acaba quitando las llaves del coche. Incluso, los jóvenes rotan al volante en una práctica muy difundida para que cada noche se quede uno sin beber. Todavía hay muchos conductores que siguen bebiendo y conduciendo, pero cada vez menos. Hemos avanzado mucho, la mentalidad ha cambiado.

Con el cinturón nunca hubo un gran debate, más allá de algunas fábulas urbanas. Es el dispositivo de seguridad que más vidas ha salvado en la historia de la automoción. A muchos les daba pereza ponérselo, en las plazas traseras o los recorridos urbanos. Pero al final, ponerse el cinturón es una práctica universal y en la que un pequeño porcentaje que no se lo pone acaba protagonizando un elevadísimo porcentaje (15%) de las víctimas mortales en carretera. Eso es un mensaje claro: si no te pones el cinturón, tus posibilidades de sufrir lesiones graves o incluso mortales se multiplican exponencialmente.

En lo que se refiere a conducir por encima de los límites de velocidad, también hemos mejorado significativamente, sobre todo en el ámbito social: el conductor que rebasa los límites ha pasado a ser impopular. De estar casi bien visto ha pasado a ser una práctica criticada.

Sin embargo, usar el móvil para escribir o leer un mensaje, aunque sea un segundo y furtivamente, es una práctica muy extendida y consentida porque parece trivial. Sin embargo, implica quitar los ojos de la carretera para ponerlos en la pantalla y es tan peligroso como beber, correr o no ponerse el cinturón.

Enviar mensajes o leerlos al volante es una práctica peligrosísima, que mata. Es como el tabaco, como el exceso de velocidad, como beber y conducir. Ese gesto aparentemente rápido y sin importancia de atender ese bip del móvil mata a mucha gente cada año.

Si no lo escribimos así, si no nos damos cuenta, si noempezamos a meter el móvil en la guantera al subirnos al coche, estamos poniendo en peligro a todo el mundo.

De eso irá la nueva campaña de Ponle Freno. De que te des cuenta de que mirar el móvil al volante, que ahora te va a costar seis puntos del carnet, es igual que conducir bebido, sin cinturón o por encima de los límites de velocidad.

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