El año 2021 ha registrado al menos 967 fallecidos en vías interurbanas a fecha 19 de diciembre, cuando en el mismo periodo de hace justo un año (del 1 de enero al 19 de diciembre de 2020) el número de muertos en las carreteras ascendía a 847. Esto supone una diferencia de 120 pérdidas humanas y, en términos porcentuales, de un 14% menos, según los datos provisionales de la Dirección General de Tráfico (DGT) contabilizados a 24 horas.
Durante el 2020, un año marcado por las restricciones a la movilidad impuestas como consecuencia de la pandemia de la Covid-19, el número de personas fallecidas en las carreteras españolas se situó por primera vez por debajo de las 1.000 víctimas, con 975 víctimas mortales, lo que supuso una reducción del 21% respecto a 2019.
Si tomamos de referencia los datos de 2019, último ejercicio de referencia sin restricciones a la movilidad, el número de fallecidos en vías interurbanas durante 2021 ha descendido un 9%, con 90 víctimas mortales menos hasta el 19 de diciembre.
Desde 2004 la siniestralidad vial ha ido descendiendo de manera continuada en nuestro país, pasando de las 3.500 víctimas mortales anuales a menos de 1.200 en cada uno de los últimos cinco años. No obstante, las cifras han sido muy similares cada año: 1.134 muertos en 2013, 1.132 en 2014, 1.131 en 2015.
A partir de 2015, el número de fallecidos comenzó a aumentar. Así, en 2016 se contabilizaron 1.161 muertos y en 2017, 1.198.
En cuanto a los datos del verano, en 2021 perdieron la vida en las carreteras españolas un total de 191 personas, la cifra más baja desde que se tienen registros.
Así, el 2021 podría finalizar con menos de 1.000 muertos en las carreteras. Lo cual significa que en 30 años, hemos reducido la siniestralidad un 80%. Pero, mientras haya una sola víctima, quedará mucho por hacer.