Pere Navarro, el actual director general de Tráfico, hace doce años puso en marcha el carné por puntos, una de las medidas más efectivas en la histórica reducción del número de víctimas mortales en las carreteras.
Ahora, Pere ha tomado de nuevo el control y ya tiene marcado su objetivo: reformar el carné para castigar con más dureza el uso del móvil al volante.
Al director de Tráfico no le gusta tampoco el uso del manos libres (considera que distrae más la conversación que el llevar el teléfono en la mano), pero su principal preocupación es el uso de esas tecnologías para enviar y leer mensajes de texto.
Navarro ya tiene clara una primera iniciativa: aumentar la retirada de puntos de los 3 actuales a 4 o, incluso, 6 a quienes usen el móvil, programen un GPS, usen cascos u otros dispositivos que disminuyan su atención al volante.
"Es una tema de máxima alerta y de alguna manera tendrá que tener su reflejo", ha defendido el director que, sin embargo, no se ha pronunciado si la multa actual de 200 euros también aumentará.
Alineadas con la DGT están las asociaciones de víctimas y la Fiscalía especial de Seguridad Vial que ha remitido recientemente un oficio a todas las policías de tráfico para que investiguen si conductores implicados en un siniestro han usado el móvil.
Y es que según sus datos, de las 600 muertes que se produjeron por una salida de vía el año pasado, una mayoría tuvo como causa el empleo del teléfono, una distracción contra la que las víctimas también se muestran muy combativas porque desde 2016 los despistes son la primera causa de accidentes mortales, por delante del alcohol y la velocidad.
Pere Navarro está convencido de que más pronto que tarde los fabricantes de telefonía móvil lo acabarán desarrollando por responsabilidad social, aunque lamenta que en el caso de los navegadores ya solicitaron sin éxito que fuera imposible programar una dirección si el dispositivo detectaba que el vehículo estaba en marcha.
Los datos de Tráfico y de otros estudios de seguridad vial no dejan margen a la duda. El pasado año la conducción distraída -el uso del móvil es la principal- estuvo detrás del 25 por ciento de los accidentes y del 31 por ciento de los fallecidos.
Si se habla del riesgo de sufrir un accidente, éste se triplica al hablar por teléfono y se multiplica por 23 si el conductor se dedica a chatear.
Pese a que la inmensa mayoría conoce el peligro, los jóvenes de entre 18 y 30 años asumen con normalidad que su despiste al volante es por usar el móvil, según una reciente encuesta a 1.000 conductores en la que tres de cada cuatro confesaban el empleo del teléfono al volante y más de la mitad reconocían que o bien él u otra persona cercana había tenido un "susto".