Lo más novedoso de la investigación es su aplicación en el control de vehículos.
Las nuevas redes, basadas en operaciones matemáticas que simulan el funcionamiento del cerebro, podrían mejorar la fiabilidad y seguridad en la conducción. Y es que hoy en día una frenada de emergencia depende de la vista y la sensación de velocidad de las personas y los nuevos sistemas, al recoger más datos como la velocidad exacta, la potencia del motor, la temperatura o la humedad externa, reaccionan de una forma más efectiva que un ser humano.
El objetivo principal del estudio es mejorar la seguridad vial. Para ello, se ha pretendido reproducir de forma artificial cómo piensa la mente humana, para dirigir los movimientos. Para llevar a cabo los experimentos, han utilizado un pequeño motor y un brazo artificial.
Los resultados recogidos en este artículo, publicado en la revista Neural Networks, están en fase de simulación. Sin embargo, tras haberlo podido probar de forma rápida y fácil, los investigadores afirman que este nuevo sistema será una realidad en el mercado automovilístico en los próximos años.
La clave del experimento reside en las redes neuronales artificiales spiking, que funcionan con impulsos muy similares a cómo actúa una neurona del cerebro humano.
El uso principal de esta nueva tecnología será la seguridad activa en vehículos, a través de un algoritmo que reponderá por el conductor en una emergencia. Sería como un pequeño cerebro capaz de procesar datos, "pensar" y actuar antes que cualquier persona, lo que reduciría el tiempo de reacción en caso de frenada de emergencia.
Otra de las aplicaciones consiste en el perfeccionamiento de exoesqueletos robóticos, es decir, armazones artificiales que ayudan a una persona a mover partes de su cuerpo que no puede articular por sí misma, a través de los impulsos que estas redes neuronales artificiales envían desde el cerebro.