Los espacios verdes son fundamentales para la vida medioambiental de una ciudad. Por ello, nos "hacemos eco" del proyecto Life Quick Urban Forestation, con el que pretenden ir un paso más allá y aumentar el número de bosques urbanos con especies autóctonas, técnicas que no necesitan riego y ahorran costes a las administraciones municipales. 

Este concepto está más desarrollado en el mundo anglosajón y, mientras que "en España estamos entre un 2 y un 5% del espacio verde por superficie del casco urbano municipal, en el mundo anglosajón pueden estar en torno a un 30%", ha asegurado Rodrigo Gómez, coordinador del proyecto.

Esta experiencia ya se ha llevado a cabo en el Ayuntamiento de Valladolid, ciudad con un clima mediterráneo continental seco, en la que en verano las plantas necesitan riego. Desde 2014 llevan trabajando unas diez personas en trece hectáreas de la capital castellano leonesa, con buenos resultados.

Entre las técnicas utilizadas para comprobar la resistencia al calor están la implantación de micorrizas, un hongo que ayuda a la planta a retener el agua, y la utilización de retenedores de agua.

Los bosques urbanos aportan múltiples beneficios: ayudan a la limpieza del aire y del suelo con la creación de microclimas y favorecen la economía de la ciudad con el aprovechamiento de las podas para biomasa o de sus frutos.