Los datos sobre incendios proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, posicionan este año entre los cuatro peores de esta década en materia de incendios forestales. Hasta el pasado 31 de mayo ardieron 34.980,47 hectáreas, casi seis millones, de superficie arbolada.
Los datos más dramáticos de este año se sitúan en el norte peninsular, durante el invierno. Sobre todo, debido a una sequía, que los expertos en meteorología e incendios forestales pronostican que continuará y podría agravar aún más la situación.
A esto se le suman los llamados incendios de 'Sexta Generación'; fuegos originados como consecuencia del cambio climático, con variaciones tanto en su forma de propagarse, como en los efectos secundarios que generan y que pueden llegar a suponer un descontrol en la expansión del incendio.
Este tipo de fuegos tiene su origen en Portugal, como recoge la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios, Tecnifuego, donde el pasado año se produjo el primer incendio forestal de este tipo en países mediterráneos.
Para reducir las posibilidades de quema, asociaciones como Tecnifuego piden que se adopten lo antes posible, medidas de protección y prevención en las áreas cercanas a los bosques. También exigen que estas zonas urbanas con mayor riesgo de incendios implementen Planes de Autoprotección con cortafuegos y franjas retardantes de larga duración.