El deshielo ha provocado que se detecten por primera vez microplásticos en el entorno. Este tipo de contaminación, que ha aparecido a unos 3.000 metros de altitud, ha sido cuantificada en 75 partículas de plásticos por cada kilogramo de sedimento; un dato comparable a la cantidad de microplásticos localizados en sedimentos marinos y costeros de Europa.

Los expertos apuntan a que este tipo de depósitos, que se deberían entre otras cosas, a los deshechos de alpinistas y excursionistas, podrían acumular una proporción de hasta “162 millones de partículas de plástico” en el glaciar Forni, uno de los más importantes de Italia.

Por otra parte, también han explicado que, si bien el nivel actual de emisiones contaminantes dejaría los Alpes prácticamente libres de hielo para 2100, un contexto de calentamiento limitado no acabaría con el deshielo; sino que reduciría los glaciares alpinos a un tercio de su actual extensión.

Esta situación se debe, como apuntaban los autores de un estudio científico publicado en la revista The Cryosphere, a que los Alpes actualmente reflejan un clima más frío, acorde con temperaturas del pasado. Por lo que “contarían con más hielo del que deberían tener en realidad”, debido a que este tipo de territorios reaccionan de forma más lenta a los cambios en las temperaturas.

No obstante, estos cambios en los niveles de hielo podrían afectar a la fauna y flora de la zona, y tendrían un grave impacto en la economía de la zona; sobre todo en la agricultura y la hidroelectricidad.