La cifra de afectados es el resultado de extrapolar los datos de las temperaturas medias anuales más cálidas durante, al menos 5 años, en 37 observatorios repartidos por toda la geografía española, de un total de 58.

El estudio además revela que la superficie con clima semiárido -asociado a temperaturas altas y escasez de lluvias- ha aumentado en 30.000 kilómetros cuadrados en las últimas cinco décadas y las zonas más afectadas son Castilla-La Mancha, valle del Ebro y sureste peninsular.

Con motivo de la conmemoración del Día Meteorológico Mundial, este informe avanza datos preliminares del informe "Open Data Climático" elaborado por Aemet con las evidencias más relevantes de los impactos del clima en toda España a lo largo de las últimas décadas.

De los 58 observatorios analizados, el valor más extremo se ha obtenido en Barcelona/Aeropuerto, donde, desde 2011, todos los años han sido muy cálidos, y algo más de seis meses de cada año la temperatura ha quedado englobada dentro del 20 por ciento de los meses más cálidos de la serie.

En otros observatorios climatológicos como en el de Murcia o en el de Teruel, todos los años desde 2011 -menos uno- han exhibido un comportamiento similar, mientras que en Madrid, cinco de los últimos ocho años se pueden calificar también de muy cálido.

Respecto a los veranos, las temperaturas medias de todas las estaciones son cada vez "más elevadas", aunque el ascenso se aprecia con más claridad en primavera y, sobre todo, en verano que se convierte en la estación más afectada por el cambio climático.

La estación veraniega será cada vez más larga y más calurosa, según el informe que destaca que en la actualidad el verano se está alargando unos nueve días de media por década, es decir, abarca cinco semanas más que a comienzos de los 80.

En los 70, y según datos del observatorio Madrid- Retiro, el periodo estival más caluroso solía comenzar el 15 de julio y terminaba el 16 de septiembre, mientras que en la actualidad empieza el 11 de junio y finaliza el 22 de septiembre.

Respecto a la a temperatura superficial del Mediterráneo, está aumentando a razón de 0,34 grados centígrados por década desde principios de los 80, lo que propicia un incremento del nivel del Mediterráneo, que desde 1993, se ha traducido en un aumento de 3,4 milímetros por año.

Este incremento repercute en sus regiones costeras aumentando el número de noches tropicales, aquellas en las que la temperatura mínima supera o iguala los 20 grados, especialmente en la fachada oriental de la región mediterránea y en el archipiélago balear, donde entre 1981 y 2010 la media anual de noches tropicales ha sido de 60.

En este punto cabe resaltar que las noches cálidas en Madrid han pasado de ser de menos de 10 entre 1971-2000 a más de 20 entre 1981-2010.

Por otro lado, el fenómeno "isla de calor" -la anomalía térmica en el centro de las ciudades en relación con la periferia- se ve amplificado por mínimas mucho más elevadas que inciden en efectos negativos para la salud, en particular para los grupos de riesgo que habitan en grandes urbes.

Este hecho es particularmente relevante al existir una elevada correlación entre temperaturas máximas y mortalidad: a partir de un determinado umbral de temperatura máxima las muertes aumentan de forma notable.

Según datos del Ministerio de Sanidad entre 2006 y 2017 han fallecido 83 personas por golpe de calor y entre 2004 y 2016, 446 personas por exposición al calor excesivo.

Para este análisis, la AEMET ha contado con información de su Banco Nacional de Datos Climatológicos y con datos procedentes de un total de 58 observatorios, 52 de ellos ubicados en capitales de provincia o sus proximidades y en Ceuta y Melilla, y otros seis más por la especial relevancia histórica de sus datos.