Hace dos años, la Fundación Global Nature adquirió, gracias a la financiación europea, 24 vacas y un toro de raza rústica, y dejó su cuidado en manos de Francisco Panella, un criador de ovejas y cabras afincado en la zona del Parque Natural Marjal de Pego-Oliva, en la Comunidad Valenciana.

Se trata de un humedal en el que hacía años que no se veían vacas, y donde nunca antes se habían criado reses de carne. En estas circunstancias, el rebaño se introdujo en la zona, con el fin de crear un entorno atractivo para las aves palustres migratorias, dentro del proyecto LIFE Paludicola.

La buena adaptación del rebaño a este nuevo hábitat hizo que se incluyera dentro de otro proyecto basado en evaluar la importancia de los humedales como sumideros de carbono, de los que se ha perdido el 60% en España a causa de la actividad del ser humano y con un ritmo de desaparición que triplica al de los bosques.

Este segundo proyecto, denominado LIFE Wetlands4Climate (W4C), necesita presentar una explotación económicamente viable por sí misma, de manera que el ganadero, que debe mantenerla un mínimo de cinco años, no pierda dinero.

Esto hace que se mantenga a las hembras que nacen dentro del rebaño, mientras que los machos se vendan para su consumo, con el objetivo de que en dos años se sumen entre 60 y 70 cabezas.

Con todo ello, el proyecto LIFE W4C pretende enfatizar el valor de los humedales como sumideros de carbono y reductores de gases de efecto invernadero en la atmósfera, de manera que contribuyan a la lucha contra el cambio climático.

Si los humedales se encuentran bien conservados, son capaces de almacenar grandes cantidades de dióxido de carbono, igual que hacen los bosques. Por el contrario, si se encuentran en un estado de degradación, pasan a emitir más CO2 del que capturan, o incluso liberan gases aún más nocivos porque potencian el efecto invernadero.

Por ello, con el rebaño introducido en este humedal se pretende analizar el impacto de la ganadería controlada en los humedales y cómo el pastoreo favorece la retirada de una vegetación que, en caso de morir allí, liberaría CO2.

Finalmente, para introducir esta iniciativa en el sector privado, se está estudiando la posibilidad de ofrecer a las empresas que aporten fondos unos ‘créditos’ por la compensación voluntaria de sus emisiones mediante un sistema de certificación auditado.

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