Alrededor de 24.000 osos son criados para extraer su bilis y usarla en la medicina tradicional asiática. Una problemática que surge después de que en China se recomendara esta sustancia para tratar los síntomas más graves del COVID-19, según un informe de la organización internacional World Animal Protection (WAP).

El estudio asegura que los osos son criados en cautiverio, sobre todo en China, pero también en Vietnam, Birmania, Laos y Corea del Sur. Allí, son atrapados en pequeñas jaulas bajo condiciones pésimas, para un mercado que supone que el 60% de las enfermedades infecciosas emergentes sean zoonóticas (de origen animal, pero capaz de extenderse al ser humano).

A pesar que, tanto el gobierno chino como el vietnamita prohibieran recientemente el consumo de animales silvestres, se señala que esta ley debería extenderse para incluir el uso de la vida silvestre en la medicina tradicional. Así, se evitaría el abuso de animales como osos, tigres y pangolines, con la finalidad de reducir la amenaza que supone para la salud humana y el sufrimiento para los animales.

Por otro lado, el informe añade que aunque la bilis de oso se usa principalmente en la medicina tradicional china para tratar la inflamación, reducir el colesterol o hacer frente a las enfermedades oculares entre otros; también se emplea en productos como la pasta de dientes, los cosméticos o incluso el alcohol.