Más del 80% de la Tierra libre de hielo está en riesgo de que sus ecosistemas sufran una transformación profunda en el año 2100, según revela un nuevo estudio del Instituto Postdam. "En esencia, el mundo no estará como lo conocemos", alerta Sebastian Ostberg, el experto del Instituto.

Los investigadores exponen en su estudio que la mayor parte de los paisajes del planeta se verán sustancialmente afectados a menos que se suavicen los límites del calentamiento global en unos 2ºC por encima de los niveles preindustriales. El problema es de tal calibre, que los cambios podrían hacer que los bosques boreales se transformasen en sabanas templadas, que los árboles crezcan en la tundra ártica o que los bosques tropicales desapareciesen.

Así, dichas modificaciones del ecosistema podrían afectar directamente a la seguridad alimentaria y, por ende, al ser humano, bien por la modificación del terreno fruto del aumento del nivel del mar o por el aumento de la temperatura media global en 5ºC, por ejemplo. El nuevo sistema de estudio indica que hasta el 86% de los ecosistemas terrestres naturales que quedan en todo el mundo podrían estar en riesgo de un cambio importante.

¿Estamos a tiempo de remediar este problema? Sí, "la investigación muestra que hay una gran diferencia en el riesgo de los principales cambios en los ecosistemas en función de si la humanidad continúa como hasta ahora o si se opta por la mitigación efectiva del cambio climático", destaca Ostberg. Pero, incluso si se limita el calentamiento a 2ºC, un 20% de los ecosistemas de la Tierra, en particular aquellos a gran altitud y elevadas latitudes, está en riesgo de transformación moderada o severa, según revela el equipo de científicos.

El estudio valoró los cambios simultáneos en la biogeoquímica de la vegetación terrestre y la abundancia relativa de las diferentes especies vegetales. "Cualquier cambio significativo en la biogeoquímica subyacente presenta un desafío de la adaptación ecológica, fundamentalmente desestabilizando los sistemas naturales", explica Ostberg. Los investigadores esperan que los nuevos resultados puedan aportar información para ayudar a que las negociaciones en curso sobre los objetivos de mitigación del cambio climático surtan efecto, así como para mejorar la planificación de la adaptación al inevitable cambio.