Antes de la pandemia, países como la India se beneficiaban de los ingresos del turismo. Esto permitía a sus dueños, los Mahouts, realizar festivales con los elefantes para homenajear su carácter sagrado. Sin embargo, con la crisis del coronavirus.

La falta de ingresos económicos a llevado a la necesidad de utilizar estos animales para emprender otras actividades ilegales como la industria de la madera u otros trabajos forzosos, lo que les provoca traumas de depresión, ansiedad o estrés.

En este sentido, el director ejecutivo de la organización Wildlife Trust of India, Vivek Menon, ha resaltado la importancia de catalogar a los elefantes como animales cercanos al ser humano, ya que también se comunican, recuerdan, lloran y aman.

Por otro lado, en Tailandia existe una práctica conocida como ‘Pajaan’, que significa “romper el alma” basada en maltratar a los elefantes encerrándolos en jaulas y separándolos de sus madres para adiestrarlos.

Así, la organización sin ánimo de lucro Gentle Giants se dedica a ayudar a los Mahouts de Tailandia a fin de evitar que vendan a sus elefantes a la industria ilegal y caigan en este tipo de esclavitud.

Así, el bienestar de estos animales depende del sector del turismo, debido a que puede cambiar esta situación; para ello, también es fundamental educar a la sociedad, ya que actividades como usar el flash del móvil puede dejarle a los elefantes ciegos.

Por otro lado, estos animales sufren un grave problema de espacio, ya que existe un conflicto de coexistencia entre los elefantes y los humanos porque cohabitan en un 78% del espacio terrestre. Esto les obliga a cruzar carreteras, vías de tren o aldeas.

Finalmente, añadido a todo esto, el cambio climático les ha dejado sin refugio o con dificultades para encontrar comida. Los incendios de la India, por su parte, han acabado con ocho mil hectáreas de suelo, destruyendo su hogar.