Programas que controlan la generación de hormonas durante el desarrollo del cerebro determinan cómo se pliega la corteza de este órgano. Por un lado, los cerebros altamente plegados frente a otros solo ligeramente o nada plegados. El equipo de investigación encontró que las diferencias en el pliegue cortical no evolucionaron de forma lineal entre especies.

El neocórtex es la parte del cerebro que nos permite hablar, soñar o pensar. Un equipo de investigación dirigido por Wieland Huttner, director del Instituto Max Planck de Biología Celular Molecular y Genética, anuncia un importante hallazgo que allana el camino para la investigación de nuevas investigaciones sobre la evolución del cerebro.

Sus datos indican que un neocórtex altamente plegado es antiguo, ya que los primeros mamíferos que aparecieron hace más de 200 millones de años presentaban cerebros plegados. Al igual que el tamaño del cerebro, el plegamiento también ha aumentado y disminuido a lo largo de los diversos linajes de mamíferos.

El comportamiento de las especies parece estar interrelacionado con este principio. Por ejemplo, los mamíferos con cerebros ligeramente plegados o no plegados viven en grupos sociales más pequeños y en hábitats más reducidos, mientras que aquellos con cerebros altamente plegados forman amplios grupos sociales que se extienden por grandes hábitats.

Un valor umbral del índice de plegado en 1,5 separa las especies de mamíferos en dos grupos distintos: Delfines y zorros, por ejemplo, están por encima de este valor umbral. Sus cerebros están muy plegados y constan de varios miles de millones de neuronas. Esto se debe a que progenitores basales con capacidad de divisiones simétricas proliferativas están presentes en el programa neurogénico de estos animales. En contraste, los progenitores basales en ratones y manatíes carecen de esta capacidad proliferativa y por tanto producen menos neuronas o cerebros menos plegados.

Los cerebros altamente plegados de mamíferos no sólo contienen más neuronas, sino que crecen con mayor velocidad. El peso acumulado por día gestacional es 14 veces mayor en especies con un alto grado de plegamiento cortical.

Las diferencias entre especies de los dos grupos separados por el valor umbral se pueden explicar por periodos neurogénicos más largos, más que por diferentes programas neurogénicos. El período neurogénico de un feto humano es de ocho a nueve días más largo que el de los simios. Esto conduce a un cerebro tres veces mayor que el de un chimpancé, una diferencia fundamental, que contribuye a lo que nos hace humanos.