El año pasado tuvo lugar la primera Conferencia Internacional de Naciones Unidas sobre los Océanos. Un evento que vuelve a repetirse este año para subrayar la importancia de uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030: conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos.

El cambio climático y la contaminación ambiental son factores que se ven acentuados en los mares y océanos de todo el mundo, y que afectan a más de un 60% de las especies animales y vegetales que viven en estos hábitats. En la actualidad, aunque los océanos cubren en torno a un 70% de la superficie del planeta, tan solo un 1% de las aguas del mundo están protegidas.

Esta situación ha llevado a que en la actualidad más de 8 millones de toneladas de plásticos acaben todos los años en los océanos, de forma que estos productos que tardan siglos en disolverse y desparecer, acaban ingeridos por peces y otros animales marinos. Por otra parte, la contaminación del aire se traduce en el calentamiento de los mares, y en depósitos de dióxido de carbono cada vez mayores en los fondos oceánicos del Ártico.

Hasta ahora, el fitoplancton era el encargado de reducir estos depósitos, consumiendo las sustancias contaminantes y, a través de un proceso similar a la fotosíntesis de las plantas, transformándolas en oxígeno.

Sin embargo, los gases de efecto invernadero, al calentar las aguas de los polos, modifican las migraciones de algunos animales que se alimentan de plancton, y que, de esta forma, impiden la liberación de oxígeno en la atmósfera.