Los plásticos que contaminan todo el planeta, tierra, aire y agua, han llegado hasta los tejidos y órganos humanos, según el estudio presentado en el Congreso virtual de Otoño de la Sociedad Americana de Química (ACS).

Aunque la mayor parte de las bolsas y botellas de agua se descomponen en el medio ambiente, algunos microplásticos no biodegradables permanecen en el entorno y acaban siendo ingeridos por los animales y las personas al comer, beber o respirar.

Previamente ya se conocía que en la vida silvestre y en los animales estas diminutas partículas provocan inflamación, cáncer y problemas de fertilidad, pero aún existen pocos estudios que evalúen sus efectos en la salud de las personas.

En este sentido, algunas investigaciones han demostrado que pueden atravesar el tracto gastrointestinal del humano, pero los expertos del reciente trabajo quisieron averiguar si dichos fragmentos se acumulan en otros órganos y con qué efectos.

Para ello, analizaron 47 muestras de tejidos cerebrales y cuatro de los órganos más expuestos a la filtración de microplásticos: el hígado, el bazo, los pulmones y los riñones.

Gracias a un programa informático pudieron detectar docenas de tipos de componentes plásticos en los tejidos, incluidos el policarbonato (PC), el polietileno tereftalato (PET) y el polietileno (PE). Además, confirmaron la presencia de plásticos en todas las muestras, y el bisfenol A (BPA), que todavía se utiliza en muchos envases de alimentos a pesar de los problemas de salud que provoca, apareció en las 47 muestras humanas.

Una vez sean identificados los tipos de plástico presentes en los tejidos humanos, será posible evaluar los efectos que tienen en nuestra salud y empezar a entender sus riesgos.