El aumento del turismo en la costa mediterránea está relacionado con una disminución del 70% de conchas en las playas durante la temporada turística de julio y agosto de 2013 y de un 60% el resto del año en comparación con las que había hace 30 años, según un estudio elaborado por la Universidad de Barcelona.

El trabajo, publicado esta semana en la revista 'Plos One', ha sido realizado por los profesores del Departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la UB, Jordi Martinell y Rosa Domènech, y por Michal Kowalewski, de la Universidad de Florida (EEUU).

Según Martinell, jefe del Grupo de Investigación de Paleobiología del Neógeno Mediterráneo de la UB, el turismo mundial se ha multiplicado en 30 años y ha afectado diversos hábitats naturales.

En la playa Larga de Salou (Tarragona), una localidad donde el turismo se ha triplicado desde 1970, el equipo científico de la UB inició en los años 80 unos primeros muestreos de pechinas y recogieron miles de conchas con fines científicos. 

"La idea inicial del estudio publicado era estudiar aspectos relacionados con las trazas de depredación en la especie 'Chamelea gallina', pero la investigación se reorientó para determinar la presión del turismo sobre la acumulación de conchas en la playa y sobre los ecosistemas costeros y la sedimentación", ha dicho Martinell.

PRESIÓN TURÍSTICA EN LA COSTA MEDITERRÁNEA
Entre los años 1978 y 1981, los expertos de la Universidad de Barcelona recogieron y seleccionaron decenas de miles de pechinas -sólo de 'Chamelea gallina' recogieron más de 50.000 valvas-. De 2008 al 2010, los investigadores repitieron los muestreos, cuando el entorno urbanístico de la playa se había modificado mucho con construcciones hoteleras nuevas y la presión turística se había multiplicado.

La profesora Rosa Domènech ha explicado que "la playa Larga tenía unas características biológicas y físicas de gran interés científico porque tuvo una protección especial entre 1978 y 1981, está cerca de Barcelona, mide cerca de 600 metros de longitud y se acumulan conchas de bivalvos todo el año, que eran nuestro objetivo inicial".

Con este estudio se ha podido concluir la desaparición de las conchas pero, también han determinado que no todos los cambios están provocados por el turismo.
Los investigadores han advertido que la desaparición de conchas podría tener un impacto significativo sobre el entorno natural y alterar la estabilización de la línea de costa o disminuir la producción de sedimentos carbonatados, entre otros. "Los seres humanos pueden tener un rol importante en la alteración de los hábitats mediante actividades que parecen inofensivas, como caminar por la playa recogiendo conchas marinas", ha apuntado Kowalewski.