Mientras que en la Unión Europea, entre los años 2000 y 2016 la tasa de generación de residuos disminuyó de media casi un 8%, en España se produjo una reducción de hasta el 32%. No obstante, todavía son muchos los residuos que acaban en la naturaleza. Sobre todo, envases y otros productos plásticos que han visto aumentar su producción de forma significativa desde la mitad del siglo pasado hasta la actualidad.

Si en 1950, se producían en el mundo 1,5 millones de toneladas de plástico, en 2015 esta cifra se situaba en 322 millones de toneladas. Dentro de esta cifra, la cantidad de plástico que se genera en Europa, y que acaba reciclada es tan solo del 30%.

Esto supone que cada año la producción y eliminación del plástico no reciclado en el mundo genere más de 400 millones de toneladas de CO2.

Aunque deben ser los organismos gubernamentales los principales encargados de reducir estas cifras, nosotros también podemos poner de nuestra parte separando los residuos que generamos: papel y cartón al contenedor azul, envases de plástico y bricks, al amarillo, vidrio, al iglú verde, residuos orgánicos al marrón, etc.

Pero también podemos lograr que disminuya este tipo de contaminación a través de la Regla de las Tres Erres: Reducir nuestro consumo de productos no necesarios, Reutilizar al sustituir los productos de un solo uso por otros que puedan usarse de forma más continuada y Reciclar, ya sea al dar una segunda vida a todo tipo de productos, o al deshacernos de ellos en los contenedores correspondientes.