Por suerte, las plantas únicas que viven en la isla han sufrido pocos daños y las especies con mayor peligro debido a su reducido número de ejemplares “van a escapar”. Muestra de ello es la cresta de gallo de pinar o flor de mayo leñosa que, a pesar de tener dos de sus núcleos afectados, es posible que se regenere, según el director del Jardín Canario Juli Caujapé.

En cambio, el sotobosque ha sufrido muchos daños por los efectos del fuego. El pinar es esencial para mantener la biodiversidad animal y vegetal endémica, según indica el director. Tantas hectáreas devastadas suponen un riesgo muy importante para que surjan brotes de flora invasora de ahí que sea necesario vigilar e intervenir si surgen especies invasoras como piteras, tuneras o rabos de gato, ha señalado Caujapé. El director ha precisado que es muy importante que en los próximos años en estas zonas no se produzcan lluvias torrenciales para que pueda volver a verse el mismo sotobosque anterior a las llamas. Por otra parte, es probable que el pino canario se recupere años antes.

El incendio de Gran Canaria originado por la mano del hombre, cerca del Parador Nacional de Turismo de la Cruz de Tejeda, arrasó más de 2.700 hectáreas en menos de una semana.