El pacto, promovido por Francia y Holanda, está inspirado en el trabajo sobre la Nueva Economía de los Plásticos de la Fundación Ellen MacArthur, en colaboración con WRAP (Waste and Resources Action Programme), que ayuda a avanzar en los esfuerzos mundiales para combatir la contaminación por plástico.

A la iniciativa se han adherido España, Países Bajos, Francia, Dinamarca, Alemania, Italia, Grecia, Suecia, Portugal, Finlandia, Eslovenia, Lituania y Letonia, además de 90 empresas y distintas asociaciones.

El pacto persigue que los envases y productos plásticos de un solo uso del mercado se diseñen para ser reutilizables en la medida de lo posible. Además, suscribe que todos lo sean en 2025.

Por otro lado, también pretende reducir el peso de este material en los embalajes, aumentar la capacidad de su recogida, su clasificación, reciclaje, y fomentar que las empresas utilicen al menos un 30% de plástico reciclado, en peso, en sus envases.

Los trece estados se comprometen a apoyar el Pacto, reconociendo sus diferentes roles en la cadena de valor y sus distintas responsabilidades, regulando las empresas de producción y reciclado de plástico, las empresas consumidoras de plástico, las empresas de recogida y clasificación, y los gobiernos nacionales de países dentro del Espacio Económico Europeo u otras organizaciones.