El pasado 14 de julio, Rafael Sanchís puso en marcha el proyecto "Mis Pachamama" y empezó desde su Valencia natal un recorrido en bicicleta con el objetivo de retirar el plástico que se fuera encontrando por el camino.

Este valenciano llega este viernes 28 de septiembre a Madrid tras recorrer unos 2.500 kilómetros, para descansar unos días antes de completar el resto del trayecto durante los próximos tres meses.

Ya ha retirado de los márgenes de los caminos por los que ha pasado o de los espacios naturales que ha visitado unos 700 kilos de residuos para depositarlos en los contenedores más cercanos, pero insiste es que se trata “solo” una acción simbólica para denunciar el “descomunal” consumo de plásticos.

Rafael ha recogido persianas completas, cientos de chanclas, miles de latas o botellas, alfombras de plástico, tapas de inodoro, bidones, un pupitre infantil, y hasta bolsas de pipas con fecha de consumo preferente fijado en 1997 o bolsas de patatas con nombres de marcas que dejaron de comercializarse hace más de veinte años.

 

Recorriendo España

Partió de Valencia hacia Teruel, Zaragoza, Pamplona, San Sebastián, recorrió toda la cornisa cantábrica hasta La Coruña y continuó por Santiago de Compostela, Orense, Zamora, Salamanca y Ávila; hoy entra en Madrid, y en los próximos días reanudará la marcha hacia Sevilla, Cádiz y regresar hasta Valencia por el litoral mediterráneo.

Él reconoce que se trata de una acción minúscula frente a las acciones e iniciativas globales que los grandes organismos internacionales y los gobiernos tienen que poner en marcha para acabar con las ingentes cantidades de residuos, que han provocado la aparición de gigantescas islas de plástico.

Y es precisamente esa “cercanía” lo que le facilita el contacto con la gente de los pueblos y ciudades que está cruzando y que se interesan por su iniciativa, una experiencia que está narrando y documentando en redes sociales y que le está sirviendo para comprobar que su proyecto “llega” a la gente.

Ha recibido mensajes de personas que le han comunicado que, sensibilizados por su “aventura”, han recogido las colillas que han encontrado en las playas este verano, y personas que le han asegurado tras verle arrastrar el carro de basura que se impondrían una actitud más respetuosa con el medio ambiente.

En el ecuador del viaje, Rafa se siente “plenamente satisfecho y feliz”, más concienciado sobre la verdadera dimensión del problema y más convencido de que hará falta una acción global para frenar la enorme producción y consumo de materiales plásticos.