Este año se cumplen 10 años de la iniciativa TX2, lanzada en 2010 por los 13 países con más población de tigres y que se comprometieron a duplicar el número de ejemplares en libertad. Sin embargo, los resultados son agridulces, pues el número de tigres salvajes está aumentando en Bután, China, India, Nepal y Rusia, pero una crisis por el uso de trampas en el sudeste asiático está diezmando la población de la zona.

A pesar de que los datos no son los esperados en su totalidad, son esperanzadores para otras especies amenazadas con las que comparten su hogar, y también para las millones de personas que dependen de estos ecosistemas.

Además, los tigres siguen amenazados por la caza furtiva para el comercio ilegal de especies, por la destrucción de su hábitat y por la fragmentación de su área de distribución, alcanzando niveles críticos de población en gran parte del sudeste asiático, donde la crisis es mayor por el uso de trampas.

En este sentido, los expertos estiman que hay 12,3 millones de trampas que amenazan áreas protegidas de Camboya, Lao PDR, Vietnam, Belum-Temegor (Malasia), y ha provocado una disminución del 50% en el número de tigres de 2009-2018.

Por ello, la organización WWF pide a los gobiernos del sudeste asiático que aumenten los recursos para la protección de espacios, fortalecer la legislación y prevenir el comentario ilegal o de alto riesgo debido a que la venta de vida salvaje que puede propagar enfermedades zoonóticas.

No obstante, también se necesitan otros cambios, incluyendo una mayor colaboración con los pueblos indígenas y las comunidades locales para poner en marcha planes contra estas trampas y para disminuir la demanda de comercio de vida salvaje.