Sudáfrica  ha anunciado, recientemente,  que por primera vez desde 2007 la caza furtiva de rinocerontes se ha reducido, con un total de 1.175 ejemplares abatidos en 2015 frente a los 1.215 del año anterior. 

Una gran noticia aunque para WWF, esta pequeña mejoría contrasta con el  incremento del número de rinocerontes muertos en los países vecinos: al menos 130 en Namibia y Zimbabwe, lo que representa casi un incremento del 200% desde 2014.  Estos tres países son los que albergan una mauyor población de animales de esta especie. 

"Después de siete años de aumento, la disminución en la tasa de caza furtiva de rinocerontes en Sudáfrica en 2015 es alentadora y es el resultado del liderazgo del gobierno y de los incansables esfuerzos de muchas personas comprometidas", dijo Carlos Drews, director del Programa Mundial de Especies de WWF. "Sin embargo, la tasa sigue siendo inaceptablemente alta, 1.175 en 2015, y el aumento de los niveles de furtivismo en Namibia y Zimbabwe es alarmante”.

"Necesitamos de forma urgente coordinar los esfuerzos internacionales de la policía y otras entidades para combatir las organizaciones criminales organizadas de tráfico de cuernos de rinoceronte en todo el sur de África y más allá", dijo Jo Shaw, Director del Programa de rinocerontes de WWF Sudáfrica.

"Los países más importantes de este tráfico ilegal y consumidores, como Mozambique y Vietnam, deben actuar de forma urgente para detener el tráfico ilegal y la venta de productos provenientes de la fauna salvaje".

WWF destaca que detener la caza furtiva de rinocerontes no es sólo cuestión de cumplir la ley, sino que  también requiere la participación de las comunidades locales alrededor de las áreas protegidas.  "La actuación de bandas criminales en estas comunidades no sólo amenaza los rinocerontes, sino que también ponen en peligro la seguridad y el desarrollo sostenible de las personas que viven ahí", dijo Shaw.

"Las comunidades locales pueden ayudar a combatir el crimen contra la vida salvaje, pero sólo si se ven a sí mismos como socios activos en la conservación con una participación real en la protección de la fauna y no meros peones en una pelea entre los agentes del orden y los criminales internacionales".