Proteger el Océano Antártico es proteger un patrimonio que nos pertenece a todos y todas. Este océano, de momento, queda relativamente aislado de la explotación industrial, pero cada vez está más acosado por la pesca de kril. Es necesario aplicar un principio de precaución antes de que sea demasiado tarde. Es muy significativo que los países con mayor concentración de flota pesquera de esta especie estén ya manifestándose en contra de la regulación de la pesquería y de la protección de esta zona

La zona protegida más grande del planeta

Con 1,8 millones de kilómetros cuadrados, de aprobarse su creación como Santuario por parte de la Comisión del Océano Antártico que se reunirá en octubre, superaría la superficie de la zona protegida más grande del planeta hasta ahora, en el mar de Ross, creado en 2016 por la citada comisión.

Los santuarios marinos son áreas que están protegidas contra el impacto humano directo: actividades como la pesca, la extracción de petróleo, la minería de aguas profundas y otras industrias extractivas quedan prohibidas.

El mar de Weddell, nuestro Santuario Antártico, es -junto con las islas Orcadas y Georgia del Sur-, la zona donde más se está pescando el kril, que es la base alimentaria esencial para el funcionamiento del ecosistema antártico.

Es vital que este año hagamos historia y consigamos la creación de este Santuario del océano Antártico, para que esto sirva como un trampolín para continuar protegiendo el 30% de los océanos del mundo para 2030, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.