Tras dos semanas reunidos en Hobart (Tasmania, Australia), los gobiernos no han llegado a un consenso para lograr la que se hubiera convertido en la mayor área protegida.
Hace meses Neox, a través de su campaña de Responsabilidad Corporativa Hazte Eco, lazó un llamamiento junto a Greenpeace para convertir el Océano Antártico en un Santuario que permita la creación de la mayor área protegida del mundo, sobre todo después de que en una expedición de la ONG a la zona encontrar plásticos y otras sustancias químicas peligrosas.
La campaña se completó con una invitación para adherirsea la plataforma de firmas de Greenpeace e información adicional en hazteeco.es. Asimismo, tuvo protagonismo en redes sociales, con el hashtag #SantuarioAntártico.
Tras la falta de consenso y la no declaración del Santuario, Greenpeace acusa a la Comisión del Océano Antártico de "no cumplir su mandato" de proteger las aguas antárticas, una propuesta respaldad por 22 de los 25 países miembros y por casi tres millones de personas en todo el mundo.
“Se ha perdido una oportunidad histórica para crear en la Antártida el área protegida más grande de la Tierra: una oportunidad para salvaguardar la biodiversidad, luchar contra el cambio climático y mejorar la salud de nuestros océanos. Un total de 22 delegaciones llegaron a Australia para negociar de buena fe, pero, sin embargo, los sólidos argumentos científicos para la urgente protección marina fueron desviados del debate con intervenciones alejadas de la ciencia y burlándose de cualquier pretensión de deliberación real”, ha declarado Pilar Marcos, responsable de la campaña Proteger la Antártida de Greenpeace en España.
“En lugar de ofrecer una oposición razonada y basada en cuestiones científicas, algunas delegaciones, como China y Rusia, usaron tácticas dilatorias para desmantelar y destruir enmiendas, lo que ha significado que casi no ha quedado tiempo para una discusión real sobre la protección de las aguas antárticas. El único atisbo de esperanza llegó cuando los pequeños Ecosistemas Marinos Vulnerables identificados por Greenpeace en nuestra reciente expedición fueron aprobados para su protección”.
Las delegaciones de China, Noruega y Rusia votaron en contra de la propuesta.
Los santuarios marinos son áreas que están protegidas contra el impacto humano directo: actividades como la pesca, la extracción de petróleo, la minería de aguas profundas y otras industrias extractivas quedan prohibidas.
El tiempo se agota y la comunidad científica subraya la urgencia de crear santuarios marinos en al menos el 30% de nuestros océanos para 2030, para proteger la vida silvestre, garantizar la seguridad alimentaria de miles de millones de personas y ayudar a combatir el cambio climático. En 2009, la Comisión acordó crear una red de santuarios, pero Greenpeace lamenta que, desde entonces, sus esfuerzos diplomáticos parecen estar más preocupados por la expansión de la pesca que por la conservación.
El pasado mes de septiembre, los gobiernos de la ONU iniciaron las negociaciones hacia un Tratado Global de los Océanos que abarcará todas las aguas más allá de las fronteras nacionales. Las negociaciones son el resultado de un proceso de una década y podrían concluir en 2020. Este tratado proporcionará el marco para la creación de una red de santuarios oceánicos en un 30% de los océanos del mundo para 2030, una medida imperativa para proteger la biodiversidad y contribuir a la lucha contra el cambio climático.