No se sí recordáis a Edward Snowden, aquel experto en seguridad informática que trabajaba para los servicios de inteligencia de EE.UU. y que un día de 2013 decidió dar un giro a su vida y filtrar a dos periódicos documentos clasificados como de alto secreto. Hoy, el ex espía de la CIA y la NSA no puede volver a su país y vive refugiado en Rusia. Hace siete años, cuando sintió que estaba siendo vigilado, Snowden decidió guardar su teléfono móvil en la nevera y así bloquear cualquier tipo de monitorización. El congelador provoca el mismo efecto que muchos ascensores, el conocido como 'jaula de Faraday'. Dentro de una estructura metálica y en determinadas condiciones se anulan los campos electromagnéticos y así el ex trabajador de la CIA evitó ser geolocalizado. O eso dijo. También hemos podido leer que hay usuarios que meten su smartphone en la nevera para enfriar la batería cuando se recalienta. Desde Levanta la cabeza no vamos a recomendar ninguna de estas técnicas. Y menos en estos días cuando muchas zonas de España van a estar a temperaturas bajo cero.

En plena ola de frío, con bajas temperaturas de récord, tu teléfono puede comenzar a tiritar, sobre los que disponen de baterías de iones de litio, que son la mayoría. Con temperaturas muy bajas, el proceso de reacciones química que produce la carga de energía en estas baterías se ralentiza. Puedes notar que tu teléfono se congela, gasta la pila mucho más rápido o refleja un porcentaje de carga menor de la que en realidad tiene. Los esquiadores y residentes en zonas muy frías lo saben muy bien, así que abrigan el dispositivo como a sí mismos. Otra cosa, si tienes que recargar la batería, hazlo con una temperatura ambiental superior a los 10o C. Si hace muchísimo frío, los iones se quedan en estado sólido en la superficie y la pila corre peligro.

Con Filomena en plena acción, cuando salgas al exterior y el termómetro marque temperaturas por debajo de cero grados procura llevar tu móvil enfundado –las cubiertas de goma o neopreno son las más recomendadas– y darle un poco de calor con las manos antes de encenderlo. En la calle, mételo en un bolsillo que tengas pegado al cuerpo para que no pierda temperatura. De esta forma, tu teléfono se sentirá más a gustito y probablemente la batería estará mejor cuidada. La vida útil de las baterías, con frío o calor, es cada vez más corta y con estos días de borrasca lo mejor es que no te lleves sorpresas. Llévalo siempre bien guardado y no se te ocurra dejarlo en el coche o terraza. Y no sufras, en la mayoría de casos, un buen calentamiento con las manos hará revivir a tu móvil. En cuanto vuelva a su temperatura, su funcionamiento será normal.

Los iPhones, por ejemplo, están preparados para funcionar correctamente entre los 0o C y los 35o C. En momentos de temperaturas bajo cero, el teléfono puede apagarse como medida de protección. Si no lo hace, probablemente notes que la batería dura mucho menos.

Otra de las partes que se puede ver afectada por el frío extremo es la pantalla. Las heladas pueden hacer aparecer, de repente, errores o manchas extrañas, sobre todo en las LCD. Los cristales líquidos son muy sensibles a las bajas temperaturas.