En los últimos 32 años siempre ha tenido el mismo objetivo: fomentar el desarrollo de los jóvenes a través de la educación y la prevención de conductas de riesgo. La FAD cuenta con un centro de investigación, un área de cooperación, otra de sensibilización y un campus que ponen su foco en el desarrollo de los derechos humanos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Beatriz Martín Padura, su directora general, ha protagonizado el último directo de Levanta la cabeza en su perfil de Instagram, moderado por Mario Tascón. “Vamos a un modelo mixto de educación donde alternarán las clases presenciales y las online”, reconoce.
En marzo, cuando la pandemia llegó a nuestras vidas para ponerla patas arriba, y el confinamiento comenzaba, el equipo que conforma FAD empezó a pensar en los movimientos que deberían hacer para contribuir a la causa. “Al principio, arrancamos acciones con pocos recursos. Hemos hecho acciones en redes, hemos tenido el servicio de orientación, hemos puesto a disposición de los usuarios recursos educativos y hemos fomentado planes de contingencia a la hora de pasar las actividades presenciales a virtuales. También hemos lanzado nuevas investigaciones sobre entorno educativo, salud física y emocional, ocio juvenil y a otras competencias”, señala Beatriz. Otra de las grandes novedades durante la cuarentena ha sido la puesta en marcha de un servicio de atención para jóvenes. Desde FAD, psicólogos y voluntarios han atendido a jóvenes que no lo estaban pasando bien. “Ha habido muchas llamadas y wasaps de jóvenes que estaban relacionadas con consumo de drogas, intentos de suicidio, violaciones, pero lo llamativoes que un 47 % de las peticiones estaban relacionadas con problemas de ansiedad”, asegura la directora de la FAD.
Entre las iniciativas desarrolladas durante la emergencia sanitaria destaca una que intenta paliar los efectos de la crisis en la comunidad educativa: ‘Educación Conectada’. “Nos parecía muy interesante contribuir a crear más ciencia alrededor la educación. Hemos tenido el apoyo de investigadores de las Universidades de Granada y de Málaga y hemos hecho grupos para hablar con familias y estudiantes y tener una visión global de toda la comunidad educativa.”, explica Beatriz Martín. Los resultados transmiten “preocupación y esperanza”. Por un lado, la comunidad educativa necesita una mayor inversión en dispositivos, infraestructuras y espacios de trabajo. Al mismo tiempo, reclaman un mayor liderazgo y consenso, instrucciones claras y unas plataformas unánimes, además de apoyo social para que las personas más vulnerables no se queden atrás. Por último, la comunidad educativa apuesta por las clases presenciales para asegurar la igualdad de oportunidades.
“Los docentes, en concreto, dicen que están cansados pero dispuestos a reinventarse”, detalla Beatriz. Según el informe, es necesaria una formación sobre competencias digitales y los profesores están preocupados por el nivel de aprendizaje que se puede desarrollar. La falta de dispositivos y el ‘enganche’ a las pantallas de los niños y adolescentes son dos barreras importantes a la hora de poner en marcha el nuevo curso.
Por su parte, los alumnos piensan que hay que aprovechar mejor el tiempo y el espacio, que se necesitan mayores recursos tecnológicos. En esto empatizan con los docentes. “Vamos a un modelo mixto donde se alternarán las clases presenciales y las online”, reflexiona la presidenta de la FAD, que propone algunas alternativas.
“Hacemos un llamamiento a los jóvenes para que contribuyan a repensar las aulas. Tienen hasta el 10 de julio para enviarnos sus ideas creativas”. Otra de sus propuestas es dar apoyo a las familias vulnerables. “No podemos permitir que 850.000 alumnos no hayan podido seguir las clases de forma habitual”.