Miles de trabajadores españoles ya ejecutan sus tareas desde casa al “imponerlo” sus empresas.
Telefónica ha revolucionado la rutina laboral de sus trabajadores con el fin de evitar el contagio entre sus empleados al confirmarse el primer caso en su plantilla. Pero, lógicamente, no es la única gran empresa que ha tomado medidas. Algunas temen que sus empleados se contagien masivamente y obligue a desatender, o incluso a cerrar el negocio, por eso, las empresas cuyo soporte es más tecnológico apuestan por el teletrabajo hasta que remita el brote.
¿A quién beneficia el trabajo a distancia?
Las multinacionales han paralizado sus viajes de expansión, y mientras se producen fuertes bajadas en bolsa, aquellas que ofrecen herramientas, como videoconferencias, se disparan en el mercado revalorizándose.
La expansión a más de 100 países del coronavirus ha creado la necesidad a muchas instituciones y empresas de tener unas buenas infraestructuras tecnológicas, y los proveedores ofrecen sus servicios para atraer a clientes hasta ahora inesperados.
Vodafone España ya ha iniciado simulacros para comprobar que están preparados para dirigir en remoto la compañía si se agravase el virus. Más de 2000 empleados desde su casa participaron en la simulación con el objetivo de comprobar que los trabajadores cuentan con las herramientas y recursos tecnológicos adecuados para el correcto funcionamiento de la compañía. En la aseguradora Zurich también han experimentado la nueva fórmula de trabajo y sus empleados, desde casa, trabajaron en formato flexwork, una posibilidad ya implantada en la empresa, pero que nunca habían activado para el conjunto de su plantilla.
¿Estamos los españoles preparados para el teletrabajo?
Empresas españolas están descubriendo que tienen importantes carencias para implantar el teletrabajo y mantener sus índices de productividad. Los datos lo evidencian. Según el INE solo el 3 % de los españoles tiene la posibilidad de hacerlo en alguna ocasión y más del 90 % de los empleados nunca han tenido esa posibilidad. La falta de experiencia puede provocar graves consecuencias.
El uso de las nuevas tecnologías se dispara como consecuencia del coronavirus. Empresas, instituciones y trabajadores “se ponen las pilas” de forma acelerada ante lo inesperado.