Palomas que sobrevuelan las ciudades con cámaras de videovigilancia adosadas a sus cabezas, científicos que clonan bebés de dinosaurio, lagartijas que visitan galerías de arte en miniatura, bistecs impresos en 3D que sirven de alimento, abejas entrenadas para detectar explosivos… la capacidad de imaginar del ser humano y la realidad se funden (y nos confunden) cada día más. Y la llegada de la pandemia por la COVID-19 no ha hecho más que embarrar el terreno de juego: las redes sociales y apps de mensajería. Cada vez es más difícil saber si lo que recibimos o consultamos es una noticia verosímil o un bulo. Sobre las cuatro afirmaciones que encabezan este texto hablaremos al final.

La mente se empieza a acostumbrar a que todos los días aparezcan noticias falsas y también a que los verificadores de las fake news nos saquen de dudas poco después. La infodemia –con el coronavirus extendido por el planeta– forma parte ya del ecosistema. Los superdifusores de bulos, conspiranoias y ciberestafas campan a su antojo en las autopistas digitales de la información y nosotros ya somos mayorcitos para estar atentos y saber distinguir entre noticas veraces o manipuladas. ¿Pero qué ocurre con los menores de edad? Los chicos y chicas crecen entre fake news y también comienzan a buscar fórmulas para aprender a salir del fango. Es lo que ocurre con Eyeyah!, una curiosa plataforma educativa que utiliza el arte y la creatividad para alfabetizar digitalmente a los más jóvenes y que ha sido desarrollada por un estudio de diseño y el Consejo de Alfabetización en Medios de Singapur.

Con un lenguaje visual colorista y muy atractivo para los menores, la herramienta se centra en un cuestionario con titulares de noticias falsas y auténticas. No caer en la trampa puntúa más. Al acabar, sabrás en qué posición estás y qué nota has conseguido. El juego, diseñado para fomentar el pensamiento crítico, se acompaña de un kit escolar de actividades en equipo donde los alumnos comparten y escuchan maneras de evitar la difusión de bulos, discuten sobre aquellos titulares que están creados para engañar, investigan para detectar las noticias falsas y aprenden lo fácil que es crear y difundir una mentira.

Tanya Wilson, fundadora de Eyeyah!, ha explicado en un artículo que la alfabetización mediática es fundamental desde una edad temprana. Cuenta que su hija de 8 años pregunta a Siri cada vez que tiene una duda sobre un tema y confía en que el asistente virtual de voz tiene la verdad absoluta. Muchos niños, adolescentes y jóvenes piensan que todo lo que leen en Google o ven en las redes sociales es cierto. “Para el cuestionario mezclamos historias reales y falsas con historias reales que parecen increíbles y también invitamos a niños a inventar sus propios titulares”. Esos titulares se convirtieron en viñetas, gifs, pegatinas y filtros para Instagram. Sus creadores entienden que las imágenes pueden captar mejor la atención de los niños. Con estas técnicas de gamificación, Eyeyah! pretende que los menores empiecen por hacer una pausa cuando leen una noticia, se paren a pensar uno segundos si ese titular es verdadero o falso.

Los más pequeños y los adolescentes caen en los mismos engaños que los adultos, en el clickbait, esa técnica centrada en crear contenidos con titulares llamativos y sensacionalistas que solo buscan atraer el mayor número de clics en una noticia para lograr mayores ingresos publicitarios o simplemente para desinformar. Si al clickbait unimos la velocidad con la que consumimos información, cada vez es más complicado diferenciar bulos de noticias. Por ello, Eyeyah! busca con este juego desarrollar las habilidades de los más pequeños.

A medida que la tecnología evoluciona, los niños tienen que ser conscientes de que las noticias falsas circulan por doquier a gran velocidad. El desafío es que comprendan cómo gestionar esa sobreinformación y cómo diferenciar los bulos de las noticias verosímiles. Verificación de fuentes, leer la historia completa, comprobar la autoría, explorar las fuentes que apoyan la noticia principal, considerar si el contenido está sesgado, preguntar a expertos. Una de las actividades que conforman el kit para las escuelas es explicar a los chicos y chicas que las noticias falsas son convincentes y parecen reales. “El ejercicio demostrará lo fácil que es hacer que algo suene real y lo importante que es leer el artículo completo, verificar fuentes y autoría y hacer más investigaciones” antes de creerlo a pie juntillas y de extender su difusión.

¿Os acordáis de los enunciados del principio? Pues bien, las palomas no están siendo dotadas de cámaras de videovigilancia, pero sí es verdad que algunos cineastas han utilizado esta técnica para rodar en vuelo. Ningún científico ha clonado dinosaurios pero sí es verdad que científicos financiados por el Pentágono de EE. UU. han entrenado a abejas para que usen su capacidad olfativa en la detección de bombas, minas y otros explosivos. Y no es verdad que las lagartijas cultiven su amor al arte en galerías de su tamaño ni que los avances de las impresoras 3D hayan conseguido fabricar chuletas comestibles.

Ya que hablamos de cuestionarios, no te olvides de hacer el Test de Levanta la cabeza para saber si eres una persona que usa de forma responsable la tecnología.