Una noche de verano sevillana, Guadalupe Fiñana se colocó su camisón más fresquito para ver con su nieta un capítulo de ‘Juego de Tronos’ y con su gracia natural comenzó a comentar la serie sin saber que estaba siendo grabada. Ese vídeo llegó a las redes y se hizo viral (o “virílico”, como dice ella).

Ese fue el comienzo de ‘Abuela de Dragones’ (@abueladedragones), su alter ego digital. Con 87 años, tiene más de 150 mil seguidores en Instagram y casi 200 mil en TikTok. Su popularidad en internet le ha permitido pasar por los platós de televisión, conocer a los actores de 'La Casa de Papel', grabar su primer cortometraje como actriz, o ser nombrada Madrina de las Personas Mayores Andaluzas en 2021, entre otros.

Pero ella no se considera “influencer, porque no siente que influya a nadie, cuenta entre risas durante una entrevista con Levanta la Cabeza. Además de sus tres hijos, sus cinco nietos y su bisnieto, para Fiñana todos sus seguidores son sus “nietos de Sagram”, y asegura que leer sus comentarios, provenientes de países como Guatemala, Ecuador o Estados Unidos “le da la vida”.

Fiñana confiesa que antes de conocer las redes sociales les reñía a sus allegados por estar siempre pegados a la pantalla cuando iban a visitarla. Ahora, ha comprendido los beneficios de los smartphones. “Le recomiendo a todas las personas mayores que compren un móvil, porque esto es una compañía maravillosa”.

Desde que falleció su marido hace 7 años, la andaluza reside sola en su casa de la capital hispalense, pero nunca siente la soledad gracias a la tecnología. Al contrario, lo que siente es una alegría inmensa cada vez que recibe un mensaje o una llamada de sus familiares con “un ‘te quiero’, o un ‘abuelita, ¿cómo estás?’”, narra.

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Eso sí, Fiñana es una alumna aplicada y se limita a usar el dispositivo solo para las cosas que le han enseñado sus nietas, tales como mandar audios por WhatsApp, usar el teclado por voz o a no meterse “en sitios que no debe”, porque “la tecnología a veces es muy traicionera”, asevera.

Como ella, son muchas las personas mayores que se sienten vulnerables frente al avance de la digitalización. En su caso, solo fue al colegio dos cursos y todo lo que ha aprendido ha sido gracias a ser una “lectora empedernida”, además de por acudir a las clases de ordenador impartidas por voluntarios en el centro de mayores de su barrio, que le costaron “un trabajito horroroso”, cuenta.

Por eso se muestra muy de acuerdo con la valiente campaña iniciada por el jubilado valenciano Carlos San Juan, “Soy mayor, no idiota”, que persigue una atención cercana y humana en los bancos y ya ha recogido más de medio millón de firmas en Change.org.

Fiñana también ha sufrido de cerca las consecuencias de la digitalización del sector bancario, así como las “colas grandísimas” que se forman en las sucursales.

La andaluza solía ir con su libreta a la sucursal para sacar dinero, pero ahora ya no puede, porque han eliminado esa opción. ¿La única alternativa? Hacerlo a través de la red, o pagar una comisión adicional.

“Yo antes sabía lo que tenía. Los pagos que tenía y lo que podía gastar. Ahora no”, explica.

En esta misma línea manda un mensaje lapidario al sector bancario: “esperad a que los de esta generación nos muramos y empezad con la otra, que desde joven está con las redes sociales”.

Por miedo a no saberlo hacer, o que le peguen un “tironazo” y le roben mientras saca dinero, Fiñana se ve obligada a recurrir a sus familiares para las gestiones económicas e incluso dice, con gran sentido del humor, que acabará metiendo sus pocos ahorros “en un calcetín”, como antaño hacía su abuela.

De ella aprendió también la cocina de aprovechamiento que Fiñana recoge en su libro “Recetas para todos los días” y que enseña a las nuevas generaciones a través de sus didácticos vídeos en redes sociales, junto con sus divertidas anécdotas de vida -que serán recogidas en unas memorias que publicará próximamente-.

Fiñana es un ejemplo de que la tecnología no es incompatible con la edad, y de cómo los nativos digitales pueden enseñar a sus mayores que la digitalización también tiene cosas positivas. “Si tú estrictamente lo tienes para estar en contacto con tus personas queridas, esto (el móvil) es lo más maravilloso del mundo”, concluye.