Estaba claro. Los términos más buscados por los españoles en Google durante 2020 han sido ‘coronavirus’ y ‘pan casero’. Vamos, puro instinto de supervivencia. El miedo a un virus desconocido y la necesidad de que no falte un alimento básico durante el estado de alarma. Y no solo en España, el virus localizado en China ha compartido podio con las elecciones de EE. UU. entre lo más buscado en el mundo este año que acaba. Pero una cosa es que nos interesemos por saber qué es el SARS-Cov-2 y otra que utilicemos internet para para hacer un autodiagnóstico. Y peor es que nos obsesionemos consultando cada dos por tres temas de salud en internet. Hoy hablamos de la cibercondría, la búsqueda obsesiva en internet para comprobar que los síntomas que tenemos, o creemos tener, se deben a una enfermedad grave. No hay problema por indagar y querer saber, el error está en hacerlo constante y obstinadamente, acudiendo a fuentes no verificadas.

Si en 2019, antes de que el mundo se paralizase por la COVID-19, siete de cada diez españoles padecía distintos grados de ‘hipocondría digital’ y un tercio de la población daba credibilidad a las búsquedas sobre salud en internet, según el II Estudio de Salud y Estilo de Vida de la aseguradora Aegon; hoy, en plena pandemia, la situación no ha mejorado: el 88 % de los españoles se autodiagnostica buscando síntomas en Google antes de consultar a un profesional sanitario, tal y como destaca el sondeo realizado hace apenas dos semanas por la empresa de lentillas online Lenstore.

Alicante vs Murcia

Como datos reseñables se puede afirmar que las mujeres son 1,6 veces más propensas a confirmar síntomas en buscadores digitales, el 10 % de los españoles hace clic en el primer enlace que encuentra, el 58 % se asegura de consultar páginas con fuentes fiables y los residentes en Alicante son los más cibercondríacos, mientras los murcianos son los menos. Tan cerca geográficamente y tan distintos.

Recurrir al ‘doctor Google’ ante cualquier sospecha de problema leve, sea físico o mental, muchas personas no pueden evitarlo, pero es importante que sepan que lo primero es pedir cita con el médico. Si estamos preocupados y obsesionados y enciendes el ordenador o buscas en el móvil, lo primero es cerciorarte de que las webs que consultas son oficiales y fiables. Es muy fácil ponerte a dar vueltas y vueltas por las autopistas digitales de la información y hacer que tu cabeza estalle. Es muy fácil poner un síntoma o una enfermedad en un buscador y tener cientos de respuestas al instante. Pero la espiral de preocupación puede ser también infinita si no hablamos con un profesional.

Los expertos aseguran que si la búsqueda de síntomas y soluciones médicas a través de internet se vuelve compulsiva, tenemos un problema. Cuando en lugar de tranquilizarte, te provoca más ansiedad, seguimos teniendo un problema. Suele ser un mecanismo de defensa –y más en días extraños como los de la ‘nueva normalidad’– para controlar pensamientos negativos. Lo más adecuado es hablar con un psicólogo especialista. Por no hablar de la cantidad de bulos, noticias falsas y conspiranoias médicas que pueblan la red y de los ciberestafadores que intentan cazar al vuelo a personas atormentadas ante la posibilidad de padecer alguna dolencia grave. Aquí te dejamos unas recomendaciones, aunque todas se pueden resumir en la primera: Habla con tu médico.

Pide cita en el centro de salud. Cuando una persona se obstina en pensar que padece síntomas de una enfermedad, es muy difícil que pare de buscar respuestas. Y el más rápido facilitador de respuestas es internet. Hay que ser capaz de relajarse y pedir cita con el médico de cabecera. Caer en fuentes no fiables, páginas comerciales o blogs con intereses poco claros solo va a provocar mayor preocupación. Confía en tu médico y en el sistema sanitario.

No asocies ideas sin ton ni son. Uno de los problemas de los hipocondríacos digitales es que relacionan molestias leves a enfermedades consideradas graves. ‘Me duele la cabeza, tengo un tumor cerebral’, podría ser uno de los pensamientos recurrentes. Si pones cefalea y tumor cerebral en el buscador, aparecen casi medio millón de resultados. Es normal que la paranoia haga efecto, pero si hablas con tu médico te dirá que la mayoría de pacientes con dolor de cabeza no sufre ninguna lesión cerebral.

Afina tus búsquedas. No tienes que apagar todos los dispositivos electrónicos cuando sientes un dolor, pero si vas a hacer un prediagnóstico a través de internet, deberías ser más preciso/a en tus búsquedas. Si les un artículo médico, comprueba quién es el autor, en qué institución ha realizado la investigación, que validación ha tenido el estudio y sus aplicaciones terapéuticas posteriores. Los departamentos públicos de salud de cada municipio, comunidad autónoma o país son fuentes más fiables. Ah, comprueba que la web se actualiza periódicamente.

Disminuye el tiempo de conexión. En ocasiones, el hipocondríaco digital pasa muchas horas con su móvil. Para no encerrarte más en tus obsesiones, una desconexión viene muy bien. Si tu entorno no entiende que te pases todo el día buscando síntomas de enfermedades, tus relaciones sociales pueden verse resentidas y puedes sufrir phubbing: ignorar la presencia de otro para prestar atención solo a tu smartphone. Vuelve a dedicarle tiempo a la conversación. Cambia las webs con consejos de salud por charlas con familiares o amigos.

Atenta a bulos y conspiranoias. Personas sin escrúpulos, portales que venden milagros, grupos que ven conspiraciones a diestro y siniestro, pseudomédicos… En la viña de internet hay de todo. Con el coronavirus hemos asistido a todo tipo de conspiranoias sobre sus causas y a todo tipo de terapias curativas. Hay que saber detectar la información que procede de comunidades científicas rigurosas y de fuentes fiables y oficiales. Ante cualquier duda, llama a tu centro de salud.

La redacción y la privacidad importan. Cuando una página asegura que tal o cual tratamiento cura enfermedades, desconfía. Igual que si utiliza un tipo de redacción sensacionalista. Ten en cuenta también que tu privacidad esté protegida. Hay portales que aseguran que comparten información personal con empresas que pueden ayudar a diseñar productos útiles para determinadas dolencias. Desconfía.

Otra opción si no puedes dejar de buscar temas de salud en internet es acudir a la Fundación HON, organización no gubernamental que ha creado el sello HONcode, un sistema de certificación –código ético– que detecta la información médica confiable en internet. Fundado para fomentar la difusión de información sanitaria de calidad para pacientes, profesionales y público en general, funciona de forma sencilla.

Como asegura en su guía MedlinePlus, el servicio en línea de la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU., “sea un escéptico cibernético, la charlatanería abunda en internet”.

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