Ayer lunes, 14 de diciembre, fue otro día de esos extraños, tan comunes en 2020. Pasado el medio día hubo una mezcla entre pánico y desconcierto. El anuncio de la multinacional Google de que su servicio global se había caído puso en alerta a cualquier persona que dependa del gigante tecnológico: empresas, teletrabajadores, pymes, estudiantes a distancia, etc…
La abogada Manuela Battaglini, responsable de Transparent Internet, una plataforma que ayuda a empresas a que sus sistemas de big data e inteligencia artificial sean más justos y éticos, lanzaba un tuit tras el descalabro de Google: “Pásense al lado ético de la tecnología y no tendrán que sufrir tremendos ataques de pánico como el de hoy”. Por su parte, el escritor Jorge Carrión, subió a Twitter poco después esta reflexión: “He soportado muchas burlas de usuarios de Gmail (ese amazon del email, ese pensamiento único) por seguir usando Hotmail desde 1998: lamento decirles que no me ha fallado ni un solo día en estos 22 años. Tampoco hoy. Espero sus disculpas”. Y Carissa Véliz, profesora en Oxford, experta en ética digital y autora de ‘La privacidad es poder’, animó a través de las páginas de un periódico a “optar por DuckDuckGo, un buscador muy bueno y que no recolecta nuestros datos”.
El grado de ‘sometimiento’ a las reglas y condiciones de Google –lo mismo ocurre con Facebook, Instagram y otras redes sociales– provocó una rápida reacción de muchas personas preocupadas por el enorme poder de las empresas tecnológicas que lo saben casi todo de nosotros. Preferimos lo malo conocido que lo bueno por conocer. De hecho, la propia Battaglini montó un enorme hilo en la red social del pajarito donde enumeraba las alternativas a Google que respetan la privacidad y no te rastrean. En nomoregoogle.com aparecen todas esas alternativas al buscador de Google, Google Analytics, Gmail, Google Docs, YouTube, Google Drive u otras extensiones de la multinacional. Cuanta mayor puntuación, mejor valoración sobre su ética y privacidad. Además, en marzo pasado ya os contamos que existen otras herramientas tecnológicas más éticas. “Hay plataformas, propietarios y quienes las han desarrollado que están haciendo un mal uso de ellas. Lo que falta es educación para que utilicemos aplicaciones más éticas, aquellas que no recogen datos, no los perfilan y no manipulan nuestra realidad”, comentaba Battaglini en Levanta la cabeza.
La filósofa Carissa Véliz recomendaba ayer mismo DuckDuckGo (+16.000 puntos en nomoregoogle.com, una de las notas más altas) como ejemplo de buscador que respeta nuestra privacidad. En una reciente entrevista en BBC.com, Véliz sostenía que "la privacidad nos protege de los abusos del poder. Nos protege contra la discriminación injusta. Si tu jefe no sabe qué religión profesas, no puede discriminar en tu contra. La privacidad es como la venda que cubre los ojos de la justicia para que el sistema nos trate con igualdad e imparcialidad. Y ahora mismo no estamos siendo tratados como iguales: no vemos el mismo contenido online, no nos ofrecen las mismas oportunidades, no pagamos el mismo precio por los mismos productos. Si se nos trata de acuerdo con nuestros datos, no se nos trata como ciudadanos iguales. La privacidad es poder”.
La profesora de Oxford dice que no podemos sorprendernos de que no sean los ciudadanos los que dicten las reglas de nuestra sociedad cuando damos nuestros datos a empresas y gobiernos. “Para que la democracia sea fuerte, la ciudadanía debe tener el control de los datos”, asegura. Cuando ayer se cayó Google, todos nos sentimos un poco perdidos, hubo quien se desesperó y otros reflexionaron durante un rato sobre el enorme poder de la multinacional y nuestra excesiva dependencia de una sola compañía. Los gigantes tecnológicos saben quién eres y quiénes son tus amigos, familiares y allegados, saben dónde vives, trabajas, comes y te diviertes, tu orientación sexual, gustos y opiniones políticas, cuánto gastas y en qué… y mucho más. “Toda esa información se vende al mejor postor”, afirma la autora de ‘La privacidad es poder’.
¿Por qué habla la filósofa de DuckDuckGo, el motor de búsqueda que va creciendo poco a poco y que algunos ven como la alternativa seria a Google o Bing? Para empezar, ofrece la mejor política de privacidad posible a sus usuarios porque no recopila tu información cuando realizas las búsquedas en Internet. Así no pueden personalizar los resultados de las búsquedas fijándose en tu historial o preferencias. DuckDuckGo posee su propio rastreador y además obtiene resultados consultando cientos de fuentes diferentes. Y es rentable porque te muestra anuncios publicitarios sin rastrearte ni buscando el clic facilón. Para más virtudes, no guarda la dirección IP de los usuarios, no comparte datos sobre búsquedas con las páginas web que visitas. Si quieres saber más, la gente de Xataka, una publicación especializada, analizó el buscador hace un año.
Además del motor de búsquedas del pato, existen otros que también respetan mejor que Google tu privacidad, tu independencia: Qwant, Startpage, SearX, Ecosia, MetaGer, Mojeek, Apse, Gexsi, Privado… Ah, si lo que buscas son apps más éticas, en esta web escribes el nombre de la aplicación y te informa del número de rastreadores que utiliza y los permisos que le pide a tu móvil.
Como siempre, #LevantaLaCabeza y desconecta de vez en cuando.