Un anuncio de cerveza protagonizado por una réplica virtual de la artista Lola Flores ha conseguido popularizar el término deepfake, técnica que utiliza herramientas de inteligencia artificial para crear vídeos falsos en los que se superpone el rostro de alguien en una grabación donde aparece otra persona. Hasta no hace mucho, la fama de los deepfake no era buena. Se puso de moda colgar en internet decenas de vídeos falsos de contenido sexual con el rostro de personajes famosos, Microsoft creó un software para detectar los contenidos falsos, la red social TikTok decidió prohibirlos y la Oficina de Seguridad del Internauta los ha llegado a considerar “una de las formas de fraude y desinformación más difíciles de detectar”. Después, a lo largo de 2020, vimos algunos ejemplos donde los deepfake se utilizaron para una buena causa. El más impactante fue el caso de unos padres que revivieron a su hijo, víctima de un tiroteo en EE. UU., para concienciar a los ciudadanos frente a las muertes por arma de fuego. Pero también hubo uno protagonizado por un falso Putin en el que el mandatario ruso alertaba a Estados Unidos de la fragilidad de su democracia dentro de una campaña publicitaria de una organización de derechos civiles. Un par de meses después, un ejército de trumpistas asaltaba el Capitolio.
Con el spot de Lola Flores, donde se utilizaron más de 5.000 imágenes de La Faraona para alimentar la inteligencia artificial y Lolita imitó la voz de su madre para con un software acercarse al tono y timbre original, hemos visto revivir a una de las artistas folclóricas más icónicas de nuestro país. Y su acento. Pero demos un pasito más ¿Cuánto pagarías por volver a escuchar la voz de Nino Bravo, Antonio Vega, Kurt Cobain o Amy Winehouse interpretando canciones nuevas?
En Corea del Sur van más allá y más rápido. Esta misma semana –y según cuenta CNN–, la cadena nacional SBS estrenará el programa ‘La competición del siglo: IA contra humano’, donde los espectadores podrán escuchar nuevos temas de Kim Kwang-seok, uno de los cantautores más influyentes y conocidos del país asiático, que se suicidó en 1996. Todavía hoy, sus seguidores –muchos no creyeron en la versión oficial de su muerte– se reúnen para homenajearle en una calle que lleva su nombre en la ciudad de Daegu y se han organizado conciertos con hologramas del cantante fallecido.
Para recrear la voz nasal y melancólica de Kim, la inteligencia artificial ha tenido que aprender cómo canta el ídolo coreano. En un centro de investigación de IA de Pangyo –un complejo cerca de Seúl considerado el Silicon Valley coreano–, los investigadores utilizaron técnicas TTS (Text-to-Speech) para convertir texto en voz y aplicaron inteligencia artificial, que entrenó con partituras, notas y letras para aprender a cantar como Kim Kwang-seok. La IA es capaz de imitar su voz, respiración, timbre o vibración. Y así fue, emocionó a los que han podido escuchar en el estudio de grabación la primera canción de un Kim ‘resucitado’. Lo mismo pasó con los espectadores que estuvieron en la grabación del programa televisivo.
El sistema aprendió cien canciones de una veintena de autores antes de ‘alimentarse’ con las canciones de Kim Kwang-seok. Finalmente, en la competición televisiva entre una IA y un humano, la replica del cantautor interpretará una canción a dúo con otro artista. Después llegará el enfrentamiento entre la inteligencia artificial y otros cantantes conocidos de Corea del Sur.
Según el informe The State of Deepfakes, publicado en septiembre de 2019 por la plataforma Deeptrace, el año pasado se subieron a internet más de 14.000 vídeos con deepfake, la inmensa mayoría con contenido pornográfico.
Corea del Sur es uno de los países más avanzados en desarrollo de IA y cada espectáculo que se centra en la inteligencia artificial provoca un intenso debate, mucho mayor que el suscitado en España con el vídeo de Lola Flores. Los derechos de autor y la propiedad intelectual, los principios éticos que rigen la inteligencia artificial, los sesgos discriminatorios… muchos son los temas que afectan a la IA. Hoy solo tocaba hablar de música.